"Mi objetivo es ganar la Liga, por lo menos una"

Agapito Iglesias

"Mi objetivo es ganar la Liga, por lo menos una"

"Mi objetivo es ganar la Liga, por lo menos una"

Directo, sencillo, claro y seguro de sí mismo. Agapito Iglesias (Navaleno, Soria, 1963) desgrana todo su proyecto en una entrevista amplia y exclusiva con AS.

Su irrupción en el Real Zaragoza fue todo un acontecimiento el pasado mes de mayo. Usted no era una persona conocida por el gran público y se desataron todo tipo de especulaciones. ¿Llevaba mucho tiempo detrás del Zaragoza o fue una ocasión cazada al vuelo?

Al final fue algo fortuito que llegó en un momento determinado. Fue una ocasión que se propició por unas circunstancias concretas y ahí estábamos nosotros. Nos pareció interesante, porque el deporte, el fútbol, es algo que siempre nos ha gustado, y entendíamos que era el momento de intentar conseguir el paquete de acciones mayoritario del club. Pero no fue algo que provocamos. Nos vino un poco dado. Entendimos que era una ocasión buena, que podíamos hacer algo importante por el Zaragoza, y nos lanzamos. Nada más.

¿Fue una decisión rápida o hubo todo un largo proceso de maduración antes de que la operación saliera a la luz?

Cuando hay alguien que quiere vender y hay otro que quiere comprar es fácil entenderse. Con Alfonso Soláns nos pusimos de acuerdo rápidamente. Nos hubiera gustado que la negociación no se hubiera hecho pública tan pronto, para haber podido definir mejor el proyecto, pero las circunstancias nos obligaron, a veces, a tomar alguna medida apresurada. Sin embargo, nuestra decisión era clara y nítida. Lo que comprábamos estaba en una situación crítica, porque económicamente tiene un deuda muy importante, pero entendemos que es un reto y como emprendedor necesitamos tener retos.

¿Fue entonces un reto lo que impulsó a comprar el paquete de acciones de Alfonso Soláns?

Hubo dos motivos muy claros. El primero es que soy zaragocista por encima de todo. Y el segundo es que soy empresario. Y cualquier empresario debe ser emprendedor y tener capacidad de riesgo. Sí, para mí el Zaragoza es un reto, un reto que se puede conseguir. Nuestra apuesta es distinta y queremos darle a los zaragocistas lo que necesitan, que su club esté lo más arriba posible.

Se habló mucho de esa conexión política con el Gobierno de Aragón y el PSOE, de recalificaciones, de pelotazos urbanísticos. ¿No debió ser fácil al principio soportar todas esas especulaciones?

De eso se habló, se habla y se hablará. Siempre. Pero al final el tiempo pone a cada uno en su sitio. Nuestra apuesta es clara. El Zaragoza está en una situación crítica, con una deuda importante, pero lo primero, lo principal, era hacer un proyecto deportivo inmediato que devolviera la ilusión a la afición. Y la situación nos está dando la razón. Empleando el sentido común estamos donde debemos estar. No hablo de la gestión del Consejo anterior, pero entendía y entiendo que se podía hacer de otra forma. Y esa otra forma es encontrar un equilibrio en el balance. Dándole al Zaragoza una plantilla joven y capaz, y creando un patrimonio y unos ingresos atípicos a la altura del Siglo XXI, el club podrá ver el futuro con tranquilidad y con ilusión.

Ahora da la impresión de que tiene absolutamente controlada la situación, pero ¿en quién se apoyó en los inicios?

Había una situación económica muy crítica en el club y ahí nos apoyamos en nosotros mismos. Había unos créditos que solventamos, que los hemos hechos participativos para que el Real Zaragoza no entrase en una situación de quiebra. Pero había otra parcela que era fundamental: la deportiva. Y para ello había que afianzar al equipo técnico. Hicimos primero una apuesta clara por Víctor Fernández con un contrato de cuatro años y luego nos apoyamos en Miguel Pardeza y Pedro Herrera. Haciéndoles a los tres partícipes del proyecto, el resultado tenía que llegar. Ahora estamos en una situación muy satisfactoria, pero en el futuro tenemos que estar más arriba de lo que estamos.

¿Por qué no quiso ser presidente?

Porque nunca lo he querido ser.

¿Por alguna razón especial?

La gente que colabora conmigo y yo mismo creemos firmemente en todos los proyectos en los que estamos, pero es fundamental que todos sientan que el proyecto es parte de ellos. Aquí estás en un escaparate, en una urna de cristal, y entendíamos que en la presidencia tenía que haber una persona con talante y con un espíritu conciliador con todas las instituciones, con capacidad de gestión y, ante todo, que fuera zaragocista y sintiera los colores.

¿Desde el principio pensó en ofrecerle el cargo a Eduardo Bandrés?

Sí. Desde el principio. El problema es que los acontecimientos adelantaron la situación. Salió a la luz la negociación para la venta del club y se nos provocó una situación crítica, porque no teníamos algunas cosas decididas. Había tenido ya varias conversaciones con Eduardo Bandrés, pero luego hubo que acelerarlo todo. Yo entendí desde el principio que era la persona más idónea: primero, porque es zaragocista cien por cien, y segundo, porque en la consejería de Economía había demostrado sobradamente su valía para desempeñar este cargo. Los acontecimientos adelantaron un poquito la planificación y nos quitaron pausa, aunque a veces las prisas también vienen bien para tomar decisiones.

¿Es verdad que intentó impedir hasta el último día el traspaso de Cani al Villarreal?

No era una decisión que me tocó a mí. Le tocó el Consejo anterior, a Alfonso Soláns. Lo que sí es cierto y lo vuelvo a decir, aunque sé que a ellos no les gustó, es que si Zapater y otros esperaron al último día, Cani podía haber esperado perfectamente, porque la noticia de la compra del club ya estaba en la prensa. Cani podía haber esperado.

Él ya había firmado por el Villarreal. Por supuesto, con la autorización de Soláns, que ya había pactado su venta con Fernando Roig.

Si estaba ya firmado, no se puede quejar de lo que yo dije en su día. Entiendo que a Cani le hicieron una oferta que no pudo rechazar e igual él no esperaba que el Zaragoza estuviera ahora tan alto.

Víctor Fernández fue su primer hombre. Fue la primera contratación, la primera presentación oficial. ¿Tenía clara su elección desde el primer momento?

Lo tenía claro desde el primer día. Y es más: contratarlo por cuatro años fue una obligación para Alfonso Soláns antes de que se hiciera pública la compra del club. Yo creo que la contratación de Víctor por cuatro años es algo más que normal. En el futuro, en el fútbol español será normal. Se contratarán entrenadores por cuatro, seis o, incluso, ocho años. Esa es la lógica del fútbol europeo. A Víctor Fernández no lo quiero para cuatro años, lo quiero para dieciséis. No puedes estar cada año cambiando de entrenador. Aquí no vamos a cambiar de entrenador porque se pierdan cuatro o seis partidos.

Quizá esa sea la lógica en Europa, especialmente en Inglaterra, pero desde luego no es la del fútbol español.

Los españolitos, cuando vienen mal dadas, enseguida intentan echarle las culpas a los demás. Errores vamos a cometer todos, pero lo importante es que todos creamos en el proyecto que está en marcha. Y la mejor forma es hacer contratos a largo plazo. Ojalá Víctor estuviera aquí toda la vida. Eso significaría que funciona todo de maravilla.

Víctor Fernández afirma que con Agapito Iglesias todo es posible

No conozco a muchos entrenadores. Conozco a Víctor. La primera conversación que tuve en el Zaragoza la tuve con Víctor. Y, tanto con él como con Miguel (Pardeza) y Pedro (Herrera), hemos intentado entendernos enseguida. Éste es un proyecto de ilusión en el que tienen que estar todos, absolutamente todos, de la mano. Hay que tener ganas, estar vivos. La ilusión que se vendió el primer día es una realidad. Y Víctor participa en esa realidad, porque cree en ella. Nosotros lo que intentamos es acercarnos a los técnicos, que se sientan protegidos y avalados en todo momento. Equivocarse, se van a equivocar, como todos en la vida. Pero no pasará nada. Si creen en el proyecto y entienden que es lo mejor para el Zaragoza, siempre daremos con la mejor solución.

Soláns dejó una deuda de 70 millones de euros. ¿El Zaragoza tiene solución económica sin renunciar a ser un equipo grande, sin vender cada año a su mejor jugador?

La deuda que tiene el Zaragoza la sabemos desde el primer día. Y no nos ha preocupado nunca. Y nunca nos impedirá que los proyectos se lleven adelante. Entendemos que es una situación salvable. Lo que hace falta es potenciar los ingresos. Aquí no se trata gastar menos, sino de intentar gastar en función de lo que se espera recibir. Es un problema de incrementar los ingresos. Nada más.

¿De verdad se puede equilibrar el presupuesto? Ese ya era el caballo de batalla de Soláns. El fútbol siempre acaba siendo deficitario.

Yo quiero mucho al Zaragoza. Muchísimo. Aunque a veces se me ha puesto en duda este sentimiento y se dicho que ésta es una operación especulativa. Pero si invertimos en el Zaragoza es porque creemos que es salvable. A corto y medio plazo la situación económica es salvable, siempre y cuando haya resultados deportivos. Ahora hay una dinámica distinta y vamos a mirar siempre hacia arriba. La tónica anterior era mirar hacia abajo y ver si nos salvábamos o no. Esto ha cambiado. Y la gente lo ha aceptado. Los precios de los abonos han sufrido un incremento del 37%, que no es la primera vez que ocurre en la historia del Zaragoza, y los abonados han respondido muy satisfactoriamente. Yo me alegro mucho de eso, porque significa que la afición cree en el proyecto y que mantiene viva la ilusión. Al final no es problema de un resultado, ni de dos, sino de que la afición vea que las cosas se están haciendo de forma distinta. A la larga dará sus frutos.

Recuerdo que Bandrés dijo que las instituciones nunca ayudan si no se dan antes varios pasos adelante. Usted, de momento, pide poco, no habla de vender y ya ha traído a Pablo Aimar.

Nosotros nos hemos encontrado con una recalificación, y también con el recurso contra la nueva Romareda. Yo creo que las instituciones van a apoyar siempre al Real Zaragoza, esté quien esté. Pero independientemente de ello vamos a hacer nuestro trabajo. Hay que abrir vías de comunicación con todas las instituciones, con los partidos que gobiernan y con los de la oposición. El Zaragoza es el club más importante de todo Aragón, un gran escaparate.

La reciente recalificación de las oficinas del club va a suponer una inyección de entre 20 y 30 millones de euros, pero sólo Aimar costó la mitad ¿El Zaragoza puede seguir pensando en contratar a grandes jugadores?

El mercado del fútbol está así y hay que aceptarlo. La recalificación puede paliar parte de la deuda del Zaragoza, pero nada tiene que ver con el día a día, con el circulante que tiene que tener el club. El Zaragoza tiene que ser capaz de generar sus propios ingresos, y eso es gestión. Yo creo que el Zaragoza ha recuperado su atractivo, nos están televisando muchos partidos y en toda España se habla del Zaragoza. Pienso que ya sólo eso debería ser un motivo de orgullo para todos los aragoneses.

¿Tiene algún modelo de gestión deportiva que trata de imitar o de seguir lo más cerca posible?

La gestión deportiva la van a marcar siempre los técnicos. La gestión propiamente del club va a ser la misma que en mis otros proyectos. Es decir, hay que vincularse con los profesionales, confiar en ellos y dar siempre un margen de maniobra para que las equivocaciones sirvan para aprender lo que no hay que hacer. Para mí esas tres cosas son la llave del éxito.

¿Tiene algún referente como presidente o como club?

Me gusta el modelo del Villarreal, del Deportivo, del Sevilla... Pero también me fijo en el Real Madrid y el Barcelona. Cuando llevas ya seis meses, tú marcas tu propio estilo. Y en ese estilo vas cogiendo un poquito lo que te interesa de cada uno.

Ahora que ya está metido en el fútbol hasta las cejas, con prestamos y avales propios de casi 18 millones de euros, ¿se arrepiente de algo?

¿Ahora? Estoy metido en esto desde el primer día. A Alfonso Soláns le hemos pagado lo suyo por las acciones, luego pusimos un préstamo de 9,6 millones de euros y un aval de 8 millones de euros. Hay veces que la gente piensa que estamos por ciencia infusa. Estamos aquí porque las hemos puesto y porque las hemos garantizado, sin ayuda de nadie y sin ningún condicionante. Y a partir de ahí, si nos sale bien será por méritos propios y si nos sale mal también será por deméritos propios. Ni más ni menos.

Lo sorprendente, al menos en el Zaragoza, es que el propietario sea el que pinche y anime a los técnicos a fichar, a no relajarse nunca.

En el fútbol no lo sé, pero en cualquier proyecto, en cualquier compañía, lo importante es que todos los profesionales sepan que tienen el apoyo para hacer todo lo que sea necesario para mejorar. En la empresa privada es así y el fútbol no puede ser una excepción en este sentido. Cuanto mejor gente tengas, mejor vas a funcionar. No podemos esperar a junio del año que viene. Hay que trabajar con previsión, anticiparnos para mejorar el equipo. Víctor, Miguel y Pedro están trabajando ya en el año que viene. Este proyecto no se va a detener.

¿Cuál es su plan, su programa en el Real Zaragoza digamos a cuatro años vista?

Estar más alto de lo que estamos. Estar muy arriba. Arriba del todo.

Sabe que es quizá el primer dirigente en la historia del Real Zaragoza que habla de ganar la Liga. Para eso hace falta acierto, paciencia, capacidad de gestión y dinero, mucho dinero

Capacidad de gestión la tenemos. Paciencia también tenemos mucha. Y Zaragoza es la quinta ciudad de España. Si son capaces de ganar la Liga equipos cuyas ciudades son las sextas, séptimas u octavas de España, cómo no la va a poder ganar el Zaragoza. Por qué la Liga tiene que ser un monopolio del Real Madrid y el Barcelona. Habrá que aprovechar seguramente su ciclo de bajada, porque con el dinero que ellos manejan lo normal es que la ganen, pero el Zaragoza por sí mismo es capaz de ganar una Liga.

Lo que no es normal es hablar de ganar la Liga con está sinceridad. Los propietarios y los dirigentes se suelen proteger.

Yo no me iré del Zaragoza sin ganar la Liga. Fíjate lo que estoy diciendo. Una por lo menos. Ese es nuestro objetivo a medio plazo.

A Agapito Iglesias sólo le ha dado tiempo de conocer la cara amable del fútbol, la de un Zaragoza que ha salido de la mediocridad y lucha decididamente por Europa. Pero mejorar cada vez es más difícil. Sube la exigencia y suben también las críticas.

Lo de la cara amable lo decís vosotros. Durante los tres primeros meses se nos ponía casi todo en duda. En mi primera intervención pedí paciencia y tiempo, pero hubo muchas dudas y especulaciones. Luego en los tres meses siguientes el tiempo nos ha dado la razón, pero porque yo creo que se han hecho bien las cosas. Ahora podríamos estar los décimos, pero el trabajo estaría igual de bien hecho. Lo que queríamos es estar en Europa el primer año Mirar siempre hacia arriba. Para mí es lo fundamental. Acabar entre los seis primeros sería un éxito. Al año que viene lucharemos por un objetivo mayor. Poco a poco iremos creciendo y conseguiremos lo que queremos, que es ganar la Liga.

¿El futuro del Real Zaragoza pasa por un campo nuevo o se conforma con la nueva Romareda?

Seguro que pasa por un campo nuevo. O en otro sitio o donde está. El Zaragoza, la ciudad y todo Aragón necesitan un campo nuevo. ¿En dónde? Eso ya depende de las instituciones, del Ayuntamiento. Lo que hace falta es que de una vez por todas se pongan de acuerdo y decidan qué va a pasar. Si es donde está, perfecto, y si no, donde sea. Nosotros hemos acometido unas obras que eran más que necesarias, pero si queremos estar, por ejemplo, en la Champions, es seguro que nos pondrán impedimentos con las instalaciones que ahora tenemos. Está claro que Aragón, Zaragoza y el Real Zaragoza se merecen el mejor campo posible.

¿Asume que al final lo clubes acaban siendo el reflejo de su propietario?

Yo no sé lo que serán los demás, pero yo si vendo ilusión es porque la tengo. Y cuando no tenga ni ilusión ni ambición, seguramente no estaré aquí y entenderé que venga alguien que tenga esa ilusión y esa ambición que yo tengo ahora. Y será bueno para el Zaragoza.

¿Le han dicho que el fútbol siempre acaba pasando factura?

No me preocupa. Todo en la vida acaba pasando factura, quizá más en el fútbol, pero no vivo con eso. Soy una persona muy sencilla, muy normal y muy de la calle y espero que ni el éxito ni el fracaso en el fútbol me cambien. Porque, además, vamos a triunfar. El otro día perdimos contra el Osasuna, pero la gente no se fue descontenta. Se fue decepcionada por haber perdido, pero no descontenta. Si te crees que eres Dios es cuando te equivocas. No soporto la prepotencia. Yo creo que hay que ser normal.