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Primera | Real Madrid - Atlético

Calderón y Cerezo pactan el derby de la concordia

Los presidentes del Real Madrid y el Atlético visitaron ayer AS

Actualizado a
<b>DIVERTIDOS. </b>Calderón y Cerezo ríen mientras escuchan un comentario de Alfredo Relaño.
helios de la rubia

Mamá, mamá, en el colegio me llaman Capello. ¿Y tú qué haces, hijo? ¡Pues me defiendo!". El chiste lo contó Ramón Calderón y es una prueba del ambiente distendido y lleno de exclamaciones que se vivió ayer entre el presidente del Real Madrid y el del Atlético, Enrique Cerezo, reunidos en AS en torno a un imparcial cocidito madrileño. A falta de cuatro días para el derby, ambos fueron un perfecto ejemplo de lo que debería ser la rivalidad entre estos dos clubes, vecinos y residentes en la capital: un pique sano y vacilón, un duelo que estos días y los posteriores lo ganará el más ingenioso, el partido es otro asunto.

Para Calderón será el primer derby, para Cerezo, el séptimo, ninguna victoria, y bien que le duele. Experiencia presidencial aparte, se parecen bastante sin parecerse en nada. Para empezar, tienen edades similares: Calderón 55 años y Cerezo 58. Y esa coincidencia generacional obliga a compartir aficiones, sabores y decorados. Poco importa que el madridista naciera en Palencia y el atlético en la castiza calle de La Paloma, frente a la Iglesia, distrito centro, "a ver quién supera a eso".

Da igual el origen y la trayectoria: podían haber sido compañeros de clase, dos tipos de éxito a los que la vida reencuentra después de un brillante paseo por la producción cinematográfica y la abogacía.

Además del fútbol, les gustan los toros, tanto que descubrimos que Cerezo también pujó por hacerse con la gestión de la plaza de Las Ventas. Ese derby lo ganó Calderón, "y ofreciendo menos dinero", presume. "No me importa Ramón, la verdad. Allí en el callejón huele a demonios y te salpica la sangre. Mucho mejor estar en el tendido, tranquilito. Además te ahorras ciertos comentarios". "Eso es cierto -añade el presidente blanco- hay gente muy susceptible. Una tarde me dio por sonreír y me gritaron: ¡De qué te ríes, Calderón!".

Símbolos. Al poco tiempo, ya tienes claro que se trata de dos buenos representantes de sus colores y de la filosofía que está detrás. El primero es irónico y el segundo sarcástico. Uno juega a dominar y el otro al contragolpe. Eso sí, los dos con elegancia, sin perder la compostura y sin que se les mueva el nudo de la corbata, tan impecable como el resto del porte, buen sastre y mucho actimel. Sin embargo, pese a compartir fino talle, si no los hubieras visto nunca y te preguntaran cuál es del Madrid y cuál del Atlético acertarías siempre: el de los ojos azules, blanco; el del flequillo, del Atleti. Siempre ha sido así.

Calderón está exultante por la goleada al Dinamo. "Hemos vuelto a recuperar la alegría de este deporte y eso es muy importante. El fútbol debe ser un motivo de diversión. Y el derby también debería significar eso. No obstante, que nadie piense que Capello se da por satisfecho. 'Tenemos que mejorar'. Eso me dijo tras el partido". Cerezo, en cambio, no menciona la épica victoria contra el Sevilla. Sólo mira hacia el domingo. Y aunque no da un resultado, no niega el pronóstico: "Yo nunca hago porras, pero ganaremos nosotros, no sé por cuánto ni me importa". Calderón disiente: "Hombre, lo normal es que en el Bernabéu gane el Madrid, así que lo haremos. Y cuando nos toque visitar su estadio, pues entonces ya veremos".

Prueba del buen humor es que la mención del árbitro (Undiano Mallenco) no provoca disturbios, aunque no falten las indirectas. Habla Cerezo: "Hoy nos han preguntado quién era el árbitro y sólo Ramón ha sabido responder. Le ha faltado decir que cenó anoche con él...". Risas del auditorio y reflexión de Calderón: "¿Os dais cuenta de que nos sabemos los dos apellidos de los árbitros, cosa que no ocurre ni con los premios Nobel". "¡Será para poder acordarse de su madre!", sugiere alguien. Y más risas. Un contertulio recuerda entonces que Undiano Mallenco estará acompañado por Fermín el del banderín, aquel imaginativo línea que transformó un manotazo de Aduriz en área de la Real en penalti a favor del Athletic. Un aliciente más.

El auditorio, como se ve, es importante. Además del director de AS, Alfredo Relaño, situado frente a los presidentes, a la derecha de Calderón está Manuel Esteban, Manolete, y a la izquierda de Cerezo, Tomás Roncero, Roncerismo. Protocolo altamente inflamable.

Ataca Roncero: "¿Y el miedo escénico? El Atlético no saca una victoria del Bernabéu desde el 99". Se dice que el propio Aguirre ha detectado en sus hombres un desmedido respeto ante la cita que se avecina. Algo así como el complejo que atacaba a Osasuna frente al Athletic. "La verdad es que teniendo tan cerca a Roncero a mí también me está empezando a intimidar el Bernabéu...", admite Cerezo, no está claro si impresionado por la vehemencia de nuestro compañero o por su segundo plato de cocido ("es que los garbanzos están dulzones").

Bernardo Salazar, historiador del fútbol, nos ofrece una mayor perspectiva del asunto en su doble condición de socio atlético (desde 1954) y madridista (desde 1956). "¿Miedo? Tal vez a los jugadores del Atlético habría que recordarles aquel 3-6 en el Bernabéu, cuando por primera vez vi bailar a un jugador después de marcar un gol, Ben Barek. O que el Atleti ganó tres finales de Copa al Madrid en su estadio. Y los dos 0-4, el último el 7 de noviembre de 1987...".

Incluso el año que bajó a Segunda, el Atlético logró una victoria por 1-3 en el Bernabéu. "Aquello fue una demostración de civismo del Madrid -comenta Roncero convencido- y el día que comenzó la leyenda de Casillas, que sustituyó a Bizzarri y se lució". Cerezo continúa estupefacto.

Entre las bromas y las veras, una doble declaración de intenciones. "Yo no soy antimadridista, creedme. Una vez ha jugado el Atleti me da exactamente igual lo que haga el Madrid". "Es que ser anti algo es muy poco inteligente", apunta Calderón: "Es un motivo más para disgustarse... especialmente si eres antimadridista, porque solemos ganar... Un día le comenté a Laporta que yo no era antibarcelonista y creo que se sorprendió bastante".

Cambio. Como se puede apreciar, el ambiente está muy lejos del que se vivió en el último derby, cuando Fernando Martín, entonces presidente blanco, incendió los ánimos en la comida de directivas con un discurso que quiso ser irónico y pareció burlón. Martín dio a entender que los atléticos estaban acostumbrados a perder. "La verdad es que ni me enteré de lo que comentó. En situaciones así no esperas que nadie diga una... inconveniencia". "Lo peor es que lo leyó", señala alguien. "Le escribieron el discurso y no le advirtieron de las ironías que contenía...".

Manolete, que busca titulares para el que suscribe (y se agradece), pregunta a Cerezo a quién preferiría excluir del derby, a Casillas o a Ronaldo, cuyo regreso inquieta a ambos bandos. "Uff, no lo sé. No entro en eso, pero la verdad es que Iker ha salvado al Madrid en los últimos años y no creo que Ronie esté todavía para jugar un gran partido...". Manuel Esteban le aplaude el gusto. "Bien, presidente, recuerde las paradas que le ha hecho siempre Iker al Niño Torres". Muchas, sin duda.

Fernando Torres volverá a ser uno de los grandes protagonistas del partido. Después de siete derbys (dos empates y cinco derrotas) todavía no ha conseguido ni un gol contra los merengues. "La racha se acabará el domingo", afirma el sector atlético. Y contraatacan los blancos, malvados: "Pues durante el verano hubo un colaborador de un candidato a la presidencia del Madrid que se sentó a negociar con el representante del chico...". "Mira, si hay algo que no me preocupa es eso", asegura Cerezo. "Yo sé que Fernando Torres nunca jugará en el Real Madrid porque siente el Atlético muy dentro. Me da igual con quién se haya podido sentar su representante, de veras".

Sin embargo, esta vez no será Torres la única estrella del Atlético que acapare los focos. La presencia del Kun Agüero provoca verdadera fascinación, también entre los dos bandos. "Jugadores como el Kun son los que hacen que te tomes la molestia de ir a ver un partido de fútbol", explica Relaño, testigo de la victoria rojiblanca contra el Sevilla.

"Es un crack, y eso se nota cuando lo ves en el césped y cuando estás con él fuera del campo. No siente en absoluto la presión. Le da lo mismo si está jugando ante 80.000 personas o ante 2.000", comenta Emilio Gutiérrez, director general de Comunicación del Atlético.

Otro debutante dará que hablar: José Antonio Reyes, que estuvo muy cerca de fichar por el Atlético. De hecho, los rojiblancos cobran una indemnización por el preacuerdo que firmó con ellos el sevillano. Cuando se menciona el asunto, Cerezo pone mueca de sabrosa venganza y masculla entre dientes. Calderón evita el choque: "Está jugando muy bien, es como si se hubiera liberado del clima de Londres y se sintiera feliz de repente". Todos admiten que su rendimiento está muy por encima de lo esperado.

La conversación gira de un asunto a otro y también alcanza al escenario, el Santiago Bernabéu, que estará lleno a rebosar y vestirá sus mejores galas. "En estos últimos años nos hemos gastado 150 millones en el estadio y ahora acabamos de inaugurar otro restaurante en el primer anfiteatro. Es un asador...". "¡Asador Roncero!", espeta Manolete ante el aplauso general. "Pero no me digáis que no tiene que ser maravilloso comerse una paletilla de cordero mirando el césped", musita Tomás Roncero, garbanzos en ristre.

Y pregunta el director: "¿De dónde ha sacado el Atlético el dinero para fichar a tantos jugadores?". Cerezo se escurre y niega que sea de la venta del Calderón. "Llevamos dos años negociando pero no hemos llegado todavía a ningún acuerdo". Entonces sale a colación el asunto de las obras municipales que convierten los aledaños del estadio en la Línea Maginot. Y, naturalmente, el nombre de Gallardón. "No os quejéis que a mí el alcalde todavía no me ha recibido...", deja caer Calderón.

En cualquier caso, Cerezo asegura: "Nos hemos gastado más dinero que el Madrid en refuerzos y hemos fichado mejor y más joven". Olé. Calderón niega con la sonrisa y alguien perverso murmura los nombres de Costinha y Emerson, que no vienen a cuento, en absoluto. "Y además, construiremos un estadio que será como el Allianz Arena, el nuevo campo del Bayern de Múnich. Nos costará 180 millones de euros". "Te costará más, Enrique. Calcula que unos dos millones de pesetas por asiento", le advierte su colega madridista.

Así transcurre la tertulia, como la que tendrían otros aficionados en la sobremesa. "No soy hombre de amuletos, pero contra el Levante me dieron uno y la verdad es que dio resultado. También me han entregado estampitas, pero es mejor no hacer caso", confiesa Calderón. "Yo me ponía una camisa azul, pero terminas por olvidarte, son tonterías...". Así se desliza el derby hasta el domingo. Ese día, amuleto y camisa azul. No lo duden.