Carácter difícil y una vida alejada del lujo

Primera | Ruud Van Nistelrooy

Carácter difícil y una vida alejada del lujo

Carácter difícil y una vida alejada del lujo

reuters

Ruud van Nistelrooy nunca ha negado que le gusta mucho ir por su cuenta. Cuando notó que perdía peso en el Manchester, pidió a Ferguson que le dejara irse. Se quedó, y su relación con el técnico comenzó a deteriorarse. Ahora se reencontrará con Beckham, al que echaba de menos.

En el Mundial, al acabar los entrenamientos de Holanda, era habitual ver a Kuijt, Robben o Vennegoor of Hesselink lanzar penaltis y apostarse unos euros a ver quién era el mejor. En esos juegos siempre faltaba Van Nistelrooy, que se había ido o practicaba solo en otra esquina. El holandés nunca ha negado que le gusta ir por su cuenta y pasear sin compañía en las concentraciones. Ferguson decidió que había dejado de ser jugador de equipo dentro y fuera del campo, y prefirió desprenderse de él por la misma razón por la que le fichó: su egoísmo y su competitividad.

Con Ferguson no se habla desde que el delantero decidiera irse de Old Trafford antes del último partido de la temporada ante el Charlton porque no era titular. Pero su relación empezó a deteriorarse hace un año, cuando Ruud, que sentía que perdía peso en el equipo, pidió marcharse. En febrero fue relegado al banquillo y, desde entonces, jugó 90 minutos en cuatro encuentros. En uno, ante el Liverpool en Copa, el delantero perdió tontamente un balón al final y Ferguson decidió que tocaba cambio generacional. "Sigue siendo el mejor de Inglaterra", dijo el escocés, pero estaba cansado de sus cambios de humor. Al holandés hay que mimarle o su forma se ve afectada, como en el Mundial: Van Basten tampoco le hizo titular.

Por los récords que acumula, Van Nistelrooy tiene claro que no hay nada malo en ser individualista. En cinco temporadas en el Manchester se ha convertido en el octavo goleador de su historia. No le gustaba jugar con Kluivert y eso le hizo carne de banquillo con Holanda. Y Kuijt tuvo que reciclarse y jugar en banda porque con Van Nistelrooy sobraba en punta. El gol es su alimento y hace suyos hasta los que no lo son. Una vez decidió celebrar como propio un tanto de Silvestre. "No existe un mejor sonido que el del balón golpeando la red", declaró en una entrevista.

Hasta los 21 años, Rutgerus Johannes Martinius Van Nistelrooy, que se mueve con soltura pese a su 1,88 gracias a sus inicios como gimnasta, jugaba en el Den Bosch. Su camino hacia la fama fue lento, pero tras marcar 60 goles en 57 partidos de Liga con el PSV, su progresión parecía imparable. Sin embargo, una lesión de ligamento impidió su venta al Manchester. Ferguson le esperó y él le devolvió la confianza con 68 tantos en sus tres primeros años. Luego llegaron las dudas: si algo falla, ni quiere ni puede ocultarlo. Una de sus conclusiones al bajón de los últimos dos años (pese a sus 46 goles) fue la ausencia de Beckham. "Para un delantero es un gusto recibir sus centros. Le echo de menos".

En 2004 se casó con su novia de toda la vida, Leontien Slaats, cambia raramente de coche y procede del sur de Holanda, de una familia campesina con la que aprendió a valorar el esfuerzo. Una de sus peores experiencias con el Manchester fue ir a un hotel de siete estrellas en Dubai, rodeado de un lujo extremo que "le ponía enfermo. Si hago algo poco humilde, mis padres me dicen 'Ruud, ¿quién te crees que eres?": un delantero trabajador que no regala nada porque a él tampoco le ha caído nada del cielo.