Capello controlará desde la dieta a la vestimenta

Primera | Real Madrid

Capello controlará desde la dieta a la vestimenta

Capello controlará desde la dieta a la vestimenta

En la dureza de sus hábitos encuentra Capello el camino del éxito. "Creer, obedecer y combatir", es el lema mussoliniano que ha hecho suyo. Los jugadores tendrán que adaptarse a un nuevo orden en el que la disciplina preside todas las facetas...

Dos por puesto: no hay intocables

No hay galácticos, ni titulares, y mucho menos intocables. Lo deportivo se antepone al márketing. Capello trabaja con independencia. Ya sentó a Del Piero durante la pasada temporada por bajo rendimiento. Y los resultados le dieron la razón: ganó el scudetto. Le sucedió algo parecido cuando estuvo en el Roma. En 2000, un rifirrafe del técnico con Montella le costó al astro ir al banquillo. En el primer equipo no hay autoridad mayor que la de Fabio, que quiere dos hombres disponibles por puesto: habrá competencia por buscar sitio en el once de cada domingo.

No se recomiendan salidas nocturnas

A los pocos días de aterrizar por primera vez en el Real Madrid, en mayo de 1996, los jugadores de la plantilla recibieron en su casa dos cartas: "Normas del señor entrenador I y II". La mayor parte de los preceptos hacían referencia a "llevar una vida ordenada". Capello entiende que los futbolistas son "trabajadores de una empresa" y que por ello deben tener un horario y una forma de vida especial. Se recomienda no acostarse después de la medianoche (sólo se permite sobrepasar esa hora después de los partidos) y hay una prohibición expresa de salir la noche antes de los encuentros.

Control de peso y dieta: No quiere carne roja ni dulce

Es el mismo Capello quien diseña, en la mayoría de los casos, la dieta que deben seguir sus jugadores. Desaconseja la carne roja y prefiere que los futbolistas coman pescado. Prohíbe los dulces durante el transcurso de la temporada. Ahí es donde se encontrará con un viejo conocido, Cassano, al que dirigió en el Roma. El delantero conserva una dulce costumbre desde la infancia: irse a la cama con algunos bollos y un vaso de leche en el estómago. También habrá especial vigilancia para Ronaldo, que ha tenido que soportar desde hace varios años el debate sobre su sobrepeso. Para evitar estos problemas, Fabio Capello realiza controles periódicos. Los jugadores se someten a varias analíticas al año que determinan si su porcentaje de grasa está en los niveles óptimos. Algunas voces autorizadas que vivieron su otra época en el Madrid se quejan de unos menús un tanto monótonos: "Siempre pasta, ensaladas, jamón york...".

Concentraciones y trabajo de viceo

Es habitual que los jugadores sean convocados por la tarde alguna vez durante la semana para someterse a sesiones de vídeo. Se analizan los fallos propios de partidos anteriores y se visionan películas del próximo rival. También le obsesiona la convivencia de sus hombres. Como mínimo, los jugadores tienen que dormir en el hotel el día antes de un partido, sea éste en casa o fuera, y la convivencia puede extenderse a dos días si se trata de un partido fundamental. Es el mismo Capello quien elige el reparto de las habitaciones en las que dormirán los futbolistas.

Con los capitanes despacho semanal

Se reúne una vez por semana con los capitanes del equipo para pulsar el ambiente de la plantilla. Raúl, Guti y Roberto Carlos deberán informarle de cualquier problema. No hay secretos. Capello habla mirando a los ojos, alto y claro, y pide lo mismo a sus hombres. Totti, su antiguo discípulo en el Roma, llegó a definir al Capello de estas reuniones de la siguiente manera: "Fabio siempre me pareció un tipo duro, distante, muy claro cuando habla, insoportable a veces, pero capaz de transmitir a sus jugadores un ansia total de victoria. Muchos querían que se fuera. Esos mismos le echan ahora de menos".

Puntualidad: desayuno en común

Los castigos por la ausencia de puntualidad en los entrenamientos son severos. Además, hay una obligación: todos los jugadores deben desayunar juntos en el centro de trabajo. En la reciente época galáctica tan sólo Figo tenía esa costumbre. La puntualidad es una de las obsesiones del técnico, que prohíbe facturar el equipaje a los jugadores en los aeropuertos para ahorrar tiempo. También pide ajuste de horario para subir al autobús en los desplazamientos del equipo. Tiene la costumbre de esperar junto a la puerta del autocar para subirse el último.

Entrenamientos: Mínimo, dos horas

Lo dejó claro al llegar. De hecho, lo repitió hasta tres veces en su primera rueda de prensa: "Trabajar sólo dos horas al día no es tanto, es más bien un privilegio". Y ese será a partir de ahora el número mínimo de minutos a trabajar: 120. Capello imprime la máxima intensidad en cada sesión, tanto, que los piques son frecuentes. Su axioma es "se entrena como se juega". Cuida hasta el más mínimo detalle y llega varias horas antes al centro de entrenamiento para prepararlo todo. Da prioridad al físico sobre el balón en la mayoría de los casos y las sesiones están claramente divididas en tres partes: físico, táctica y balón. Considera que el vestuario de la Ciudad Deportiva es sagrado, y en él sólo entran técnicos y jugadores; nada de directivos ni allegados. Tiene manías reconocidas como hacer que todos sus hombres estiren colocados en fila de a dos cuando finalizan las sesiones. Su concentración es tal que rara es la vez que concede entrevistas.

Bien vestidos: siempre el traje

Amante de la moda y la ropa de marca, Capello hace siempre especial hincapié en la forma de vestir de sus jugadores. Traje obligatorio en los desplazamientos. En su último año en la Juve lo impuso también para abandonar el estadio tras los partidos. En sus anteriores equipos ha elegido incluso el diseño de la ropa de entrenamiento de sus hombres. Se desaconseja la ropa estrafalaria, las chanclas y todo aquello que se aleje de la elegancia. Capello tiene varias manías en cuanto a la ropa. Prefiere las camisas azules a las blancas y odia los calcetines cortos.

El escudo bordado en la chaqueta: ya lo hizo en 1996

Si hay algo que define al técnico italiano es su manera de involucrarse con la entidad a la que pertenece. En 1996, cuando dirigió al Madrid, llevaba el escudo bordado en la chaqueta y en la corbata en cada partido. Ha ocurrido lo mismo en los otros equipos en los que ha estado. Las entidades a las que dirige siempre quedan en su corazón. Por eso abandonó el Madrid para volver al Milán. No pudo rechazar la llamada de Berlusconi. La fidelidad es una de sus características principales y él pide lo mismo a los que le rodean.

Prohibido el móvil, ni en el autobús

Odia el tic del futbolista moderno, la dependencia absoluta del móvil y su uso convulsivo. No quiere distracciones y por eso prohíbe el uso del teléfono celular dentro del vestuario, antes y después de los partidos. Pero tampoco se puede conectar en el autobús y en la mayoría de las concentraciones, o al menos en las zonas comunes o durante las charlas. Los directivos que viajan con el equipo también se tienen que amoldar a las normas del italiano. Ellos tampoco pueden utilizar sus móviles, ni en el autobús ni durante las comidas en los hoteles. Sobre la plantilla sólo manda Fabio Capello.