Ganó Italia; perdió Zidane

Mundial 2006 | Italia 1 - Francia 1

Ganó Italia; perdió Zidane

Ganó Italia; perdió Zidane

El cuarto título azzurro llegó en los penaltis. Zizou ensució su adiós con su roja. Francia fue mejor

Juega una final cada doce años desde 1970. Desde ayer las tiene empatadas a dos. Perdió la del 70 ante el último Brasil de Pelé, gano la del 82 en el Bernabéu, perdió por penaltis la del 94 y se tomó ayer la revancha con Francia. Ganó Italia, perdió Zidane, no mereció perder Francia. Éste es el resumen de un partido que hizo honor a lo que ha sido este Mundial: 120 minutos con más lucha que arte, en el que Zizou eligió la peor manera de decir adiós al fútbol, agrediendo a un contrario, Materazzi. El gran Zidane se empequeñeció ayer. ¡Ah, el fútbol!

El arranque fue tan frenético que nos engañó, pues pareció que íbamos a ver por fin el gran partido. Al minuto, un choque con Cannavaro dejó KO a Henry sobre el campo. A los cinco, una entrada de Materazzi a Malouda la consideró penalti Elizondo. Riguroso, pero comprensible. Por dónde impactó el italiano, en la cadera del francés, y porque Italia entró en juego cometiendo una falta por minuto, tremenda la de Zambrotta a Vieira que le valió la amonestación en la jugada anterior al gol. Entonces Zidane dejó su última 'frivolité' al mundo al tirar el penalti a lo Panenka, nada menos que a Buffon, que se venció a la derecha y la pelota fue alta, a su izquierda, tropezó en el larguero y botó dentro. Fue el primer y único gol que un jugador rival le marcó a Italia en el campeonato.

Entonces apareció la garra italiana, que lanzó al equipo hacia Barthez con todo y empató rápido, apenas en un cuarto de hora, también en gol discutible. Materazzi se apoyó en Vieira para cabecear el córner botado por Pirlo, la cabeza más clara de su equipo. Materazzi y Toni ganaban siempre arriba a Thuram y compañía, hasta el punto que los centrales franceses parecieron haber perdido centímetros desde el partido de Portugal. Tras el saque de otro córner, Toni cabeceó al larguero, con Barthez clavado. El 1-1 dio alas a Italia que tuvo más la pelota y jugó mejor. Y eso que Totti no apareció. Pero entre Pirlo, Gattuso y las bandas, Camoranesi y Perrota con la ayuda de los laterales, empujaban a Francia hacia su área. Sólo cuando la pelota le llegaba a Zidane tenía su equipo salida de balón. Henry no tenía la colaboración de Ribery y Malouda se movía muy lejos de él.

Pero el descanso le sentó mal a los italianos que volvieron como vaciados de fuerza. Francia se dio cuenta y le robó pelota y espacios hasta el final. A Malouda le hicieron un penalti que sí lo fue y no se pitó, Henry inventó dos jugadas que asustaron a Buffon y Ribery apareció por fin en plan 'Riberyn Zidane', pues lo hizo todo, y mejoró Malouda.

Pero a medida que el partido avanzaba, los mejores jugadores del campeonato imponían su ley: los defensas y sus tenientes en el mediocampo. Así, Italia no tiró a puerta (una vez marcó Toni, pero en fuera de juego) porque Gallas y los suyos imponían su ley. La misma que, del otro lado, dictaban Cannavaro y Materazzi. La lesión de Vieira, un tirón, le hizo daño a Francia en ataque, pues Diarra cumplió en la contención, pero no tiene la llegada de su compañero. El partido acabó con la impresión de que Francia, aunque más metida en años, tenía un punto físico más que Italia.

La prórroga. Y se comprobó en la primera parte de la prórroga. Italia no vio ya más a Barthez. Ribery hizo la jugada del partido y su tiro se fue junto al palo de Buffon, que salvó la vida a su equipo con un paradón a cabezazo de Zidane, en jugada primorosa, la última de su vida como futbolista: recibió, abrió para Sagnol y se incorporó como ariete a esperar el centro; su testarazo levantó al estadio y al meta italiano, que con la punta de los dedos impidió el 2-1 que se cantaba.

Pero de pronto, todo se nubló. Materazzi debió insultar a Zidane después de un ataque francés, y el 10 le soltó un tremendo cabezazo en el pecho. Inaceptable, impropio del último crack el último día de su carrera. Tras unos minutos de confusión, el argentino Elizondo le expulsó a instancias de Medina Cantalejo que reivindicó la figura del cuarto árbitro.

Pese a quedarse con uno menos, Francia continuó achuchando pero el fantasma de los penaltis acabó por imponerse. Se tiraron y ganó Italia, campeón coronado sólo por un error del juventino David Trezeguet. Campeón legítimo, pero pequeño. Digno de un Mundial chico.