Con la decisión de apartar del partido de hoy al centrocampista Torsten Frings (uno de los mejores jugadores de Alemania), la FIFA acabó de calentar un ambiente que ya echaba humo. Frings paga así su puñetazo a Julio Cruz en la tángana final del Alemania-Argentina.
Jürgen Klinsmann, seleccionador teutón, no pestañeó al conocer la noticia: "Este es un motivo más para ganar y dedicarle (a Frings) la victoria". La campaña desatada desde Italia, con toda suerte de imágenes sobre la agresión, ha resultado. Dortmund y toda Alemania hierven, pues consideran culpables a los argentinos de aquel altercado y creen que la mano italiana es demasiado larga en el fútbol.
La baja de Frings es importantísima para una selección que lucha por olvidar la noche del 1 de marzo, cuando Italia le hizo cuatro goles. Nadie aquí pensó entonces que su equipo podría disputar el título mundial apenas tres meses después. Pero Marcello Lippi, ganador entonces, dejó esta reflexión: "Son un buen equipo que esta vez no ha funcionado. Ojo con ellos en casa". 125 días después, Alemania es su rival en la semifinal. Pero sin Frings, calidad y fuerza en el medio campo. Su sustituto será Kehl, mediocentro que puede defender, pero no atacar como él.
Lippi no recupera a Nesta, pero sí a Materazzi y tiene la duda de Camoranesi, y saca pecho: "Quien siga asociando el fútbol italiano al catenaccio debería replantearse su nivel de conocimientos en la materia. Hoy, como siempre, defenderemos para tener la pelota y salir hacia Lehmann".
California. Su experiencia en los banquillos se enfrentará al joven reformista Klinsmann, que cambió de arriba a abajo el trabajo de su selección: residencia en California, trabajo junto a un entrenador de hockey, un analista de fútbol suizo, Lehmann y no Kahn, Ballack suplente en el partido inaugural.. Klinsmann se ve ganador, pero lucha contra la historia: es el quinto Alemania-Italia en la Copa del Mundo y Alemania no ganó nunca. Pero en Dortmund jamás perdió
Ballack bromea: "No tenemos ninguna posibilidad"
Michael Ballack bromeó ayer con los medios de comunicación al ser interrogado acerca de la semifinal de esta noche. El centrocampista del Chelsea afirmó que "con Italia el partido será mucho más complicado que contra Argentina. Absolutamente todo lo que rodea al encuentro está a favor de los italianos, que encima llevan una racha de imbatibilidad increíble. No, no tenemos ninguna posibilidad", afirmó con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Y por qué? La solución, que el partido es en Dortmund, lugar donde el público alemán es más caliente: "Como no nos ayude la afición, no hay opciones", concluyó Ballack.
