Micu está ya en la historia del Salamanca, ya que con su gol certificó el regreso de los charros a Segunda A. En un encuentro con más tensión y nervios que calidad, un tanto del venezolano mediado el segundo periodo llevó la fiesta a los repletos graderíos del Helmántico, ya que la Unión ha podido volver a Segunda División por la vía rápida, apenas doce meses después de su descenso.

Miedo a perder. Salamanca y Sevilla B se respetaron durante los 45 iniciales, en los que ambos trataron de hacerse con el control del esférico, pero ninguno era capaz de lograrlo. El equipo local fue el que buscó con mayor ahínco las oportunidades, pero el Sevilla B demostró estar más que curtido en estas lides, y era capaz de controlar a los hombres de ataque del Salamanca.

Las mejores ocasiones fueron para la Unión. Sobre la media hora, además, hubo polémica en un posible penalti sobre López Garai. En los siguientes diez minutos, el Salamanca tuvo dos buenas ocasiones, en un testarazo de Quique Martín que sacó un central bajo los palos, y con otra opción de Zé Tó que tampoco fue capaz de batir al cancerbero sevillista.

El filial andaluz se mostró muy bien colocado sobre el terreno, pero tampoco fue capaz de sacar ningún balón con peligro en busca del ataque, ya que la línea de cuatro defensas del Salamanca estuvo siempre atenta y bien ubicada.

El Sevilla B salió muy conectado en el segundo periodo, buscando el gol que le diera la opción del ascenso. Capel lo tuvo en sus botas en el minuto dos, con un zurdazo que Felip desvíaba magistralmente. Pero a partir de ese momento, la Unión Deportiva fue dueña y señora del balón, y comenzó a llegar con mayor peligro a la meta de Javi Varas.

El conjunto de Javi López no disfrutó de demasiadas ocasiones, pero creaba peligro en la linea de tres cuartos, donde el Sevilla B se defendía como gato panza arriba. El único gol del partido llegó en el minuto 63, en una jugada de Jacobo por la banda izquierda, cuyo pase de la muerte lo remataba Micu al fondo de las mallas. El Helmántico, casi lleno, se volvió loco con esta jugada y si por si acaso no había animado suficiente, desde ese momento sólo se escuchaba la voz de la grada unionista clamando por un más que posible ascenso.

El Sevilla B, pese a jugar con diez, buscó con ahínco el gol del empate, pero fue incapaz de superar a la defensa salmantina, que se mostró muy segura. Al final, fiesta en las gradas y en el terreno, con invasión de campo y alegría por un merecido ascenso.