Algo más que los ligamentos cruzados de Owen se le han roto a Inglaterra. El pequeño hilo de confianza que el país y los medios tenían en Eriksson se ha evaporado. En Cologne y ayer en Baden Baden se oyó la cantinela del 'te lo habíamos dicho'. Se fue el delantero del Newcastle a casa tras confirmarse por la mañana que pasarán al menos cinco meses antes de que vuelva a reaparecer. "Obviamente es muy doloroso sufrir una lesión justo ahora y no poder jugar más en el Mundial", dijo Owen antes de partir hacia Inglaterra. "Tan pronto como pasó sabía que el problema era gordo. Es una gran decepción", añadió.