1. Casillas: Un zapatero vasco predijo que sería un gran portero
Es uno de los nombres de este Mundial. Su sueño sería convertirse en el mejor del Mundo. Luis Aragonés confía en él para todos los partidos. Será el capitán de la selección mientras Raúl no juegue de titular. A sus 25 años, se encuentra en su mejor momento.


Es un hombre con suerte, su carrera siempre ha estado marcada por golpes del destino. Un privilegiado hecho a base de sacrificio. Iker Casillas nació en Madrid un 20 de mayo de 1981. Hijo de José y Carmen, su destino estaba predestinado antes de que naciera. Sus padres vivían en el País Vasco por trabajo, Carmen se quedó embarazada y quería tener a su hijo en Madrid. Un zapatero vasco le rogó que el niño naciera allí porque sería un gran portero que jugaría en el Athletic. Se equivocó en el equipo. Es un gran portero, pero juega en el Madrid y con España.
Es portero porque a su padre le gustaba disparar más que parar y ponía a su hijo en los campos de Móstoles a que le detuviese los balones que él tiraba. Ahora tiene un polideportivo en esta localidad madrileña ("No soy galáctico, soy de Móstoles", rezaba un slogan de Reebok). Entró en el Madrid a través del Torneo Social, ahora desaparecido. Lo eligieron para jugar en el equipo Losada y en su primer partido le colaron 7 goles.
Su carrera fue meteórica. Desde pequeño fue llamado por las categorías inferiores de la selección. Esos primeros títulos con España le abrieron las puertas al primer equipo. Viajaba en tren y en metro a los entrenamientos y cuando se sacó el carnet conducía un Renault 19. En 1997 se proclamó campeón de Europa Sub-16. Paró el penalti que le dio el título a España. Dos años después ganó la Meridian Cup a Ghana por 2-1 y ese mismo año, España consiguió el Mundial sub-20 en Nigeria. Viajó a esa competición como suplente, pero acabó turnándose con Aranzubia. Él disputó la semifinal y Aranzubia fue titular en la final (le llamaban el Caimán de Kaduna) .
El 24 de noviembre de 1997, Casillas hizo su primer viaje con el Madrid. Estaba en el Instituto Cañaveral de Móstoles y vinieron a buscarle porque había sido convocado por el Madrid. Fue a su casa, le cogió un traje prestado a su padre y se marchó a la desaparecida Ciudad Deportiva. Cañizares se había lesionado y le necesitaban. Al final hizo falta, pero era el principio de una historia llena de éxitos. Desde entonces comenzó a entrenarse con el primer equipo. Fue Toshack quién apostó con él en septiembre de 1999 en San Mamés. Quizá aquel zapatero estaba en la grada.
Se marchó Toshack y llegó Del Bosque. Ganó su primera Copa de Europa en París ante el Valencia. No olvidará nunca su encuentro en Old Trafford donde disputó uno de los mejores partidos de su carrera. Eso le sirvió para que Camacho se lo llevara a la Eurocopa 2000 con Cañizares y Molina. Debutó con la absoluta en Goteborg, aunque durante la competición oficial no jugó. Ese verano le dieron el Trofeo Bravo.
Al año siguiente, bajo el cuidado de Amieiro, su preparador desde que era un niño, Iker lo jugó casi todo. El Madrid ganó la Liga y aquella noche Casillas cogió el coche de la Cruz Roja y se paseó por todo el estadio. La temporada 2001/02 fue la más dura. Empezó jugando hasta que Del Bosque le quitó la titularidad. Final de la Copa del Rey. 2 de marzo de 2002. Ganó el Deportivo. Centenariazo en el Bernabéu y Casillas en el banquillo. Fue una de sus noches más amargas. Se hizo una pregunta que nunca tuvo respuesta. "¿Por qué a mí?". Pero dos meses después, en la final de la Champions en Glasgow, Casillas dio un vuelco a su carrera. César se lesionó, salió él y se convirtió en el protagonista de la noche. Lloró de amargura más que de alegría. Luego vendría el Mundial de Japón y Corea. Cañizares se cortó un dedo con un frasco de Aqua de Gio y Casillas se convirtió en titular. "Fue mi despegue. Hay un antes y un después en mí. Maduré y me hice mejor futbolista". Corea del Sur apeó a la selección en cuartos de final.
Su último gran título antes de la sequía fue la Liga que el Madrid consiguió en 2003. Desde entonces nada ha salido bien. Lo mejor ha sido su renovación hasta 2011 ("El Madrid es mi casa, no quería marcharme de aquí"). Sigue sin conseguir la Copa del Rey, perdió dos finales. Se marchó del Bosque y ha pasado por Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo y López Caro. Falla poco, pero si lo hace lo reconoce.
En la selección es el segundo capitán. La Eurocopa de 2004 en Portugal con Iñaki Sáez fue para olvidar. Aragonés confía en él y quiere que sea su año: "El Mundial es mi última esperanza. Me gustaría que España se sintiera orgullosa de todos nosotros. Tenemos un buen grupo y hay confianza de llegar lejos".
De niño sus porteros eran Buyo y Schmeichel y sus últimos ídolos han sido Toldo y Buffon. "Me gustaría ser el mejor portero del mundo, lucharé por conseguirlo", dice. Sigue siendo tan humilde como siempre. A Móstoles va a ver a sus amigos, se ha independizado, pero vive cerquita de sus padres en Boadilla. Presume de su novia Eva. Le gusta jugar al mus, a la pocha y perderse en Navalacruz (Ávila) con sus colegas del Comando molinillo.