Raymond Domenech no tiene charmé, ese duende del que tanto presumen los franceses y que se otorgan en exclusiva los parisinos. Anoche, cuando Francia saltó a césped del Estadio de Saint Dennis, recibió su ración de bronca. Aplausos para Zidane, que jugó su partido 100 con la selección de su país y último en París, y pitos para Domenech, que ahora tiene que defenderse de la última, y exótica, acusación, la que le llega de parte de Johan Micoud: "Quizá no voy al Mundial porque soy del signo Leo, y ya hay demasiados en la selección de Francia". El asunto es que Domenech es un apasionado de la astrología y que considera "a los Leo capaces de todo, también de hacer algo chiflado". Resulta que en Francia ya hay cinco jugadores cuyo signo zodiacal es Leo, y a Domenech le debe parecer un riesgo juntar tanto carácter y genialidad en tan poco espacio. El, desde luego, tiene mucho más sitio: el océano. Es acuario.