"Quien vivió en Bolivia entiende a Evo Morales"

Xabier Azkargorta

"Quien vivió en Bolivia entiende a Evo Morales"

"Quien vivió en Bolivia entiende a Evo Morales"

Xabier Azkargorta (Azpeitia, 1953) es el director deportivo del Beijing Gouan chino. Es el técnico más viajero de nuestro fútbol, pues ya dirigió en Bolivia, Chile, México y Japón.

¿Cómo le va?

Bien, ayudando, aprendiendo... El Madrid firmó en su día un contrato con el grupo empresarial Citic, la segunda empresa más importante de China. Se trata de una organización que está presente en casi todas las áreas de negocio, sobre todo en la de comunicaciones. El Madrid acordó con ellos la explotación de Realmadrid TV y ciertos derechos audiovisuales, y como Citic tiene un equipo de fútbol, el Beijing Gouan, pidieron colaboración técnica... y aquí estamos. El pasado verano ambos equipos jugaron un amistoso en el estadio de Los Trabajadores y en noviembre realizaron una concentración en Valdebebas. Entonces estaba yo en el Chivas mexicano, pero a mi vuelta Emilio Butragueño me comentó si me interesaría ocupar el cargo de director técnico de ese club y acepté. Era mi regreso a la organización madridista después del paréntesis mexicano, pues antes me encargaba de la puesta en marcha de las escuelas deportivas del club en el mundo.

¿Y cómo va el equipo?

Está tercero en la Liga, sólo ha perdido un partido y mi tarea pasa por ayudar al entrenador y trabajar en la formación de las categorías inferiores. Me recuerda mi experiencia en Japón, en el 96, pero con peor organización. China tiene muchas ganas de prosperar, pero lo cierto es que tras el boom de su clasificación para el último Mundial el nivel ha bajado. Corren mucho, pero sin orden. Tienen unas buenas instalaciones y ahora están incorporando el césped artificial porque las temperaturas en invierno son duras y esa va a ser una buena solución para evitar que la cosa empeore.

Es su segunda aventura en Asia.

¡E igual no es la última! Mire, fútbol hay en todas partes y muchas veces pensamos que sólo existe en España y alrededores. Hay que salir y relacionarse, eso también es crecer. En Japón asistí al desarrollo de un fútbol nuevo que ha dado futbolistas como Nakamura, el del Celtic de Glasgow, que debutó conmigo con 18 años en el Yokohama Marinos, y por el que se dijo se interesó el Madrid. Es un excelente futbolista que llegó a Europa por Italia, por la Reggina, y que igual acaba en España, según cuentan por aquí.

Se habló del interés del Sevilla.

Ya. El que lo fiche se llevará un excelente jugador. El problema es que, hasta ahora, se ha visto más al jugador oriental como un gancho de marketing, como un modo de abrir mercados dejando a un lado sus condiciones futbolísticas que, en ciertos casos y el de Nakamura es uno de ellos, es excelente.

Su primera salida al exterior fue a Bolivia, en el 93. Llevó a la selección a su primer Mundial y quisieron hacerle ministro. Usted, que le trató de cerca, ¿cómo valora la figura del presidente Evo Morales?

A Morales lo conocí en una entrevista en el Chaparé boliviano, invitado por unos sindicalistas cuya organización atravesaba por graves problemas, como es frecuente allí. Evo tenía ya en su cabeza esta revolución que ha iniciado desde su toma de poder; el que ha vivido allí le entiende perfectamente. Otra cosa es su encaje en la comunidad internacional, la cosa jurídica y demás. Pero en Bolivia ha habido tal abuso por parte de la gente rica, es tal la diferencia de clases, que el pueblo ha optado por algo nuevo y Morales lo es. En Bolivia no se vive, se sobrevive. Eso recuerda Morales.

¿Cómo fue lo de hacerle ministro?

La clasificación para el Mundial 94 fue uno de los acontecimientos más importantes para el pueblo boliviano en su historia, un baño de felicidad nacional imponente. ¡Si me dieron la más alta condecoración del país, el Cóndor de los Andes! Fue un milagro del equipo y de todos los bolivianos. Han pasado casi trece años de la clasificación y la gente sigue recordándolo como algo único que, desde luego, yo jamás olvidaré. Tuve la fortuna de dar con un buen grupo de futbolistas y conseguir darles orden y tocarles el corazón. Nunca olvidaré que a poco de llegar, y puesto que en nuestro grupo estaba nada menos que Brasil, les reuní y les dije: "¡Arriba esa autoestima que los brasileños tienen dos piernas y dos brazos, igual que vosotros!".

Y funcionó. Brasil perdió en La Paz (2-0)su primer partido en la historia de las eliminatorias para un Mundial.

Así fue, en efecto. A falta de diez minutos, con 0-0, Platini Sánchez falló un penalti. ¡El mundo pareció abrirse a nuestros pies! Pero en ese tiempo hicimos dos goles y ganamos el partido.

Y en Brasil les hicieron vudú, se dijo entonces.

Fue en Recife. Al llegar al hotel las maletas de Sánchez y de Marco Etcheverry, que jugó en el Albacete, estaban abiertas y faltaban sólo unas prendas. Siempre pensamos que les hicieron vudú.

Será difícil que Bolivia repita esa machada.

Sí, claro. Entonces se jugaba en tres meses, de tirón, y ahora es un torneo largo lo que dificulta la sorpresa. Entonces la hubo y mi popularidad allí fue tal que el entonces presidente Sánchez de Lozada me propuso hacerme cargo de la cartera de Educación, Sanidad y Deporte. ¿Sabe qué ocurre? Que uno llega allí, ve lo que ve y se acaba implicando aunque no quiera. Es la miseria, amigo.

¿Y tiene solución?

El principal reto del país es acabar con la corrupción. Porque Bolivia es un país riquísimo que tiene la extensión de Francia y España con la población de Cataluña, menos de siete millones de personas. Hasta que no erradiquen la corrupción no darán con la salida. Y, bueno, no acepté el ministerio porque entendí que no me tocaba, que no me correspondía. Ahora, Morales es el representante del hastío de siglos y no debe extrañar al primer mundo que al comentario de un político brasileño sobre que las empresas extranjeras dejarían de invertir allí, la respuesta boliviana fuera "con lo poco que han dejado hasta ahora poco perderíamos".

De Bolivia, Mundial 94 en el grupo de España, una experiencia triunfal, a Chile. También como seleccionador.

Fue durísimo aquello. Desde el primer momento el colectivo de entrenadores chileno se puso en contra del técnico español "que llegaba a usurpar" el cargo de seleccionador nacional. Luché contra corriente poniendo en marcha una renovación del equipo... y sólo me alcanzó para dirigir un partido, un empate en Venezuela. Salí pronosticando que Chile jugaría el Mundial de Francia, que de eso se trataba, y acerté. Fue una lástima, pues aquel país y aquel fútbol era para echar raíces.

Volvió a España, el Madrid lo contrató para sus escuelas y, de pronto, le fichó el Chivas mexicano.

Nos equivocamos. La gente gritaba ¡Galindo, Galindo! cuando yo llegué. Me refiero al entrenador mexicano al que relevé y que para ellos era una figura como Del Bosque en el Madrid, un señor de toda la vida. Pero salí contento, pese a que la experiencia fue corta. Trabajamos con un grupo de chavales de 17 años, tres de los cuales son titulares en el equipo, se manejan en el campeonato local y en la Copa Libertadores... No es posible sobrevivir en un club cuyos hinchas están enamorados de otro entrenador.

Y vuelta a casa.

Sí, en su día Butragueño y Valdano me participaron un proyecto de Florentino Pérez que consistía en abrir escuelas del Madrid por el mundo. Unas escuelas distintas a las de la Fundación Real Madrid, que se ocupan de la integración social de los chavales y demás. Estas tienen un aire futbolístico, comercial, de marketing, con la idea de propagar el nombre del Real por el mundo. Las abrimos en México DF, Monterrey y Puebla. El tiempo que anduve por México fue el que permitió que el Chivas de Guadalajara se interesara por mí y el Madrid dejó que me desligara por ese tiempo. Al volver salió lo de China.

¿Y al Madrid cómo se le ve desde la Gran Muralla?

Con mucha incertidumbre, claro. Luchando contra el reloj, además. Hay que celebrar elecciones, preparar la plantilla, contratar entrenador... Afortunadamente al acabar subcampeones hay un mayor margen, un cierto respiro que no tendría el equipo si tuviera que pelear la fase previa de la Champions.

Está al día.

Claro. Aquí se ve todo el fútbol del mundo, en un fin de semana veo la Premier, nuestra Liga, seis o siete partidos. Y está Internet, claro. La tremenda salvación del Espanyol la seguí por ahí y, bueno, casi me muero. Usted sabe que mi paso por Sarriá nos marcó a mi familia y a mí y me imaginaba a mi hijo en Montjuïc con el móvil en la entrepierna... ¡Ja, ja! Hablo mucho con Pochettino y De la Peña y, bueno, si han salido de ésta es que nadie podrá jamás con ellos.

¿Qué jugador de los que dirigió le dejó más huella?

Fernando Redondo, al que yo traje al Tenerife, por ejemplo. Etcheverry fue un artista, un jugador distinto. Está Nakamura y en México está Patricio Araujo, un medio de contención del Chivas buenísimo, uno de esos chavales de 17 años con los que trabajé. ¡Para ficharlo mañana!

Gente con hambre, que se dice ahora para herir al Madrid.

Es que el hambre es básica para triunfar. Yo he vivido el fútbol como redención y aunque las realidades sociales de un lado y otro no son comparables, el quid de la cuestión es el mismo: sólo el hambriento sale. Recuerdo el caso de Milton Melgar, capitán de la selección boliviana. El Calavera Melgar le llamaban pues no sabías si estaba de frente o de perfil.. y triunfó en River y fue uno de los elegidos en el Boca de Menotti.

Le falta Oceanía, pero sobre todo África. Siempre recordaré que el primero que me habló del fútbol africano fue usted.

Cuando dirigí al Espanyol en 1983 y llegó Tommy N?Kono y empecé a vivir aquella realidad. Y ahora le adelanto que el futuro es asiático. Japoneses, coreanos y chinos están llegando a Inglaterra y más que vendrán. En cuanto los miren como futbolistas y no sólo como atracción para abrir mercado, que está bien pero no es sólo eso. Por cierto: déle usted recuerdos a Poli Rincón y al Boquerón Esteban de parte de Shang Yi, que está en mi equipo y jugó con ellos en el Xerez. ¡Cómo añora la manzanilla y el jamoncito!

¿Y usted no?

Bueno... Me encantaría que me dieran la oportunidad de explicarme en un club español, volver a entrenar en casa, claro.

A ver...