El sueño todavía no ha acabado

El sueño todavía no ha acabado

Hay gente que se pasa toda la vida esperando a que pase algo y, finalmente, se da cuenta de que lo único que pasa es la vida. Y en la vida, no se tiene por costumbre vivir la felicidad, sino recordarla. Mal hecho. Vila-real lleva demasiado tiempo pellizcándose para ser consciente de que lo que vive no es un sueño. Tanto, que ya se ha puesto el brazo morado con la misma retahíla. Y ha llegado el momento de algo distinto: ¿por qué no salir a la calle y sentirse favoritos frente al Arsenal? Pregúntense si existe una sola razón por la que un pueblo de 48.000 habitantes deba sentirse culpable por estar ilusionado, por querer verse en una final de la Liga de Campeones.

Llevo tiempo esperando a que algún aguafiestas diga: -hombre, yo ya sabía que el sueño se tenía que acabar- ¡Pues no señores. No! El sueño no se ha acabado ¿Cuánto tiempo volverá a pasar hasta que Vila-real viva algo parecido? Tal vez nunca vuelva a suceder. Pues entonces, ¿para qué van a presumir dentro de 30 años de haber estado en El Madrigal aquel 25 de abril de 2006? ¡Háganlo ahora, carajo! Presuman de ser del Villarreal, siéntanse grandes. A veces, los sueños se hacen realidad; aquí está la prueba. Los mejores sueños no alcanzaban ni de cerca una final de la Champions, así que vivan cada minuto hasta el martes como una final. Y no se sientan culpables por ello.