La Juve no jugó. Ni Ibrahimovic, ni Nedved, ni Trezeguet, ni Emerson... En su lugar jugaron unos señores con el uniforme blanco y negro del equipo turinés con esos nombres escritos en la espalda. Evidentemente, no se esperaba que los de Capello hiciesen un buen fútbol, ni tan siquiera que elaborasen mínimamente las jugadas, pero, como mínimo, se le exigía presión. Y no fue así.
Desde el principio la Vecchia Signora salió a verlas venir, a esperar el error de los londinenses. No pretendió acogotar a un Arsenal que, como la afición que (hoy sí) casi llenaba Delle Alpi, no entendía nada. A la Juve sólo le quedaba presionar desde el principio para conseguir la remontada, pero no lo hacía. La única aparición de las estrellas italianas fue un gol bien anulado a Trezeguet por fuera de juego de Nedved y del francés. Esto fue todo lo que pasó en la primera parte. El resto fueron imprecisiones, continuas pérdidas de balones, carreras con escaso sentido y, de vez en cuando alguna llegada... del Arsenal.
Los ingleses salieron pensando en aguantar un asedio y buscar la velocidad de Henry y de Ljungberg, pero se encontraron con una Juve que fallaba en todos los aspectos salvo en la portería, donde Buffon estuvo muy seguro. Cesc y Henry se entendían a la perfección y volvieron loca a la defensa juventina.
Espejismos y más de lo mismo
La segunda parte siguió la misma línea que la primera. Una línea anodina, aburrida y sosa. El Arsenal esperando una contra que nunca acababa de llegar y la Juve sin ganas de llegar al área inglesa. En contadas ocasiones parecía que los tres de delante del equipo italiano habían conseguido recuperar sus camisetas y se dedicaban a jugar al fútbol. Durante esos minutos, el Arsenal se encontraba en su área y buscaba la contra, tal y como parecía que debía ser todo el partido. Espejismos.
Los minutos pasaban y Nedved, desaparecido casi todo el partido, decidió borrarse definitivamente con una falta a Eboué que mereció una roja directa y que se quedó en doble amarilla. El Arsenal trató de aprovechar los huecos que quedaron tras la expulsión del Balón de Oro checo con balones largos a Ljungberg. Cesc se convirtió en el mejor asistente del sueco, que se encontró con Buffon y con el lateral de la red.
Al final el Arsenal logró un pase más que merecido a semifinales, donde se encontrará con Villarreal en la que será, sin duda la semifinal menos esperada de esta edición de la Liga de Campeones.
