A los leones les empiezaa invadir el miedo a bajar

Primera | Athletic

A los leones les empiezaa invadir el miedo a bajar

A los leones les empiezaa invadir el miedo a bajar

juan flor

El vuelo de vuelta a Bilbao fue todo un funeral.

El Athletic no sólo pasó un mal rato sobre el césped de La Rosaleda. El trayecto en avión desde Málaga a Bilbao fue aún peor. Caras de absoluto derrotismo, el miedo grabado a fuego en los rostros... Las miradas perdidas se repitieron tanto en la sala de espera del aeropuerto andaluz como en el propio aeroplano, donde compartieron su dolor con un centenar de seguidores. Otras veces, no dejan de firmar autógrafos. La fiebre del sábado noche era muy alta y apenas un par de jóvenes se atrevieron a interrumpir el silencio.

Lo cierto es que se vivieron escenas muy claras de preocupación sin límite. Aduriz y Gurpegi, inseparables amigos, aún se preguntaban cómo se había escapado al menos un punto, que hubiese bastado para que el Athletic recibiese al embalado Madrid fuera de descenso. Tenían los ojos vidriosos y encontraron consuelo en los jefes de prensa. Significativa fue la escena de Ismael Urzaiz, con la cabeza entre las piernas sin ganas de ver a nadie en la terminal. Le costaban pelar las mandarinas y recibió entonces el oportuno consuelo de un directivo, Iñaki Villanueva. Ver a un hombretón así al borde de las lágrimas, a un tipo con el trasero bien zurrado con casi 400 en Primera, refleja la angustia de un grupo que echa de menos el fútbol alegre de otras épocas. El Athletic hace pocas cosas con el balón, pero sin él, defendiendo, es peor todavía.

La jornada de descanso de hoy vendrá de perlas. Clemente, otro con la cara hecha un poema, deberá decidir si sigue con cinco defensas y quién suplirá a Yeste, quien vio una tarjeta inoportuna y absurda.

Lafuente: "Estamos tocados"

Iñaki Lafuente, el meta que encajó los dos goles a balón parado en Málaga, resumió ayer en Lezama el sentir de la caseta. "Estamos tocados porque ha sido otra oportunidad que se nos escapa y podíamos haber dado un paso importante y no ha sido así. El vestuario está dolido sabiendo que aún queda mucho tiempo y no podemos bajar los brazos", argumentó. Llorente quiso extraer una consecuencia positiva: "Si salimos de ésta, va a ser una experiencia de la leche".