No se contempla en Bilbao otra posibilidad diferente a la de caer en Madrid con las botas puestas. Es decir, que Clemente no permitirá bajo ningún concepto que sus leones salten temerosos y timoratos al coliseo madridista. Prometen pelea y fútbol atrevido. Quien conoce al técnico de Barakaldo sabe que la charla en el vestuario hablará de ambición, de no arrugarse, de ganar en confianza de cara a la Liga, en la que al Athletic le va toda su historia. Aunque El rubio pusiese pimienta en la entrevista de este diario afirmando que le hace más ilusión ganar en Anoeta que en el Bernabéu, hay que destacar que su feeling con el club merengue no es precisamente como para escribir un guión de amor. Es más, cuando en el primer viaje le entregaron el equipaje oficial del club, advirtió que no vestiría camisa blanca, que ese color no le va. Tuvieron que ceder a sus deseos y desde entonces había paseado una azul. Premonición o no de una noche feliz, la que ha traído a Madrid es rosa.

Después de desahogarse todo y más en la rueda de prensa de Lezama, el preparador rojiblanco no hizo más ruido a su llegada. Tampoco le pusieron micrófonos en la boca. No son momentos de hablar, sino de demostrar sobre el campo que esta plantilla no es tan floja como parece. Esta noche, pondrá sobre el césped a ocho futbolistas de la cantera, hasta cuatro de ellos nuevos con respecto a los que tenía Valverde. Es la hora de medir si están para citas de altura.