San Mamés se rearma de moral con Julen Guerrero

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San Mamés se rearma de moral con Julen Guerrero

San Mamés se rearma de moral con Julen Guerrero

aitor martín

Su actuación ante el Madrid abre la caja de las dudas

En Bilbao no se habló ayer de otra cosa. El Athletic había perdido, pero la derrota tenía un par de noticias positivas. La primera, la de que el equipo tiene mejor pinta de lo que dicta la tabla. La segunda, que Julen Guerrero golpea con fuerza la puerta de las oportunidades, que se abre el debate sobre la conveniencia de su ostracismo en las últimas tres temporadas. Bastó una hora en un partido abierto, a tumba abierta, para certificar que el niño prodigio de 1992, el año de su arrebatador estreno, aún puede rendir a un nivel notable con el cambio de siglo. Eso sí, bajo la reserva de que sólo se trata de un primer canto a la esperanza.

Javier Clemente manifestaba en privado y en público desde su llegada que Guerrero conservaba valores futbolísticos del pasado. Sobre todo ese instinto en la llegada desde atrás, a la que por el paso de los años no le acompaña la misma frescura. 'El rubio' exigía eso mismo a futbolistas de la demarcación como Yeste o Tiko. El centenario goleador demuestra más fe en la llegada y quiere medir hasta dónde puede contar con él. Por ello, le dio media hora ante el Betis, la titularidad en Hospitalet y ésta frente al Real Madrid.

Inactivo.

Tres años y tres meses llevaba sin jugar un partido como titular de fundamento. Fue en el primero de Liga de la segunda temporada de Heynckes, de funesto recuerdo para Gurpegi por su positivo en Anoeta. Así, es muy complicado valorar. Aunque tanta falta se achacaba a su declive físico. Con Valverde se atisbó el final. Sólo aparecía desde el banquillo y para los últimos cuartos de hora.

Más cómodo sin nueve estático

No es mera coincidencia el hecho de que Guerrero haya mostrado su mejor versión cuando ha tenido por delante a un nueve más móvil, que juegue mejor sin balón, como Ziganda o el propio Aduriz. Aunque ha marcado goles, y muchos, coincidiendo con Urzaiz, su compenetración no ha sido la misma. El tudelano, aunque es un punta fornido que recibe bien al pie, es toda una referencia de cabeza y demanda balones cruzados. Ahí, Julen tenía problemas para seguir el ritmo de segunda acción. Con el rombo de Heynckes y la frescura en sus piernas, se sentía cómodo. Se tocaba sin tanta verticalidad.