Sor Bernabéu: la forofa coruñesa del Madrid

Primera | Deportivo-Real Madrid

Sor Bernabéu: la forofa coruñesa del Madrid

Sor Bernabéu: la forofa coruñesa del Madrid

jesús sancho

Escondía medallas de La Milagrosa y rezaba el rosario en Chamartín

Cogía el autobús de la línea seis en O'Donnell hasta plaza de Lima y luego los conserjes me dejaban pasar al Bernabéu. Entraba, rezaba el rosario y escondía medallitas de La Milagrosa por debajo de las sillas para que nos ayudara a ganar". Ángeles Fernández, Sor Bernabéu desde entonces, permaneció durante cuarenta años con las Hermanitas de la Caridad en Madrid, muchos de ellos en la Maternidad: "Allí conocí a Don Julio (Iglesias) y cuidé a sus hijos. Decía que era su novia espiritual. Hasta fui a su boda con Isabel Preysler, una señora muy elegante".

Sor Ángeles vive ahora en el concello de Perlio, a la espalda de las grúas de los Astilleros ferrolanos. Una artritis la obligó a volver a casa y ahora mitiga su fe madridista con la ayuda de un viejo transistor ("no veo los partidos por televisión porque me pongo muy nerviosa"). Durante los choques reza el rosario, pone de titular en la portería a La Milagrosa ("aunque Iker es lo más parecido") y le pide a Juanito, "que está allá arriba, que nos ayude. Le conocí en La Maternidad. Era encantador. Un día le pregunté: '¿Hijo, si eres tan bueno fuera del campo, por qué eres tan agresivo dentro?'. Me dijo: 'Hermana, me transformo".

El Buitre.

Se hizo madridista de pequeña escuchando el fútbol "en una vieja radio de madera que llevó a mi casa una señora cubana". Y si hay un jugador por el que siente devoción es Butragueño. "A Emilio y a Sanchís hijo les conozco desde que jugaban a la pelota en la calle Narváez. Siempre he mantenido una gran relación con su padre, Don Emilio, y su madre. Le he seguido y le prometo que intuía que sería algo más en el club que un jugador retirado. Soñé que lo presidiría y parece que lo hará. He rezado mucho por ello". Al Buitre lo ha seguido con el Real Madrid y con la Selección. Recuerda divertida "aquella noche del Mundial de México. Le pedí a la madre superiora que me dejara ver el partido de madrugada y lo hizo, siempre que bajase la voz del televisor. No dormí y por la mañana bajé rápido a ver su fotografía en ABC, que era el diario que se leía en el convento". Además, advierte que "el descubridor de Emilio fue el portero de su colegio".

Pero Sor Bernabéu no se ha quedado anclada en la Quinta del Buitre. Hoy, mientras reza al Espíritu Santo para "que Florentino y Butragueño tomen las decisiones acertadas", sigue de cerca "a Luxemburgo y su cuadrado mágico. Me encanta Raúl, no sé si porque lleva el siete, y Zidane. Beckham ha empezado a entrarme por el ojo y a Robinho le falta acoplarse, pero aún es un niño". Devota de la fe blanca, añora a "Makelele y Solari, porque le daban equilibrio al equipo". También recuerda a Fernando Martín, al que "he llorado mucho junto a su tumba". Y sueña, aunque lo dice con la boca chica, con conocer el nuevo museo de su Real Madrid. Su otra devoción.