El Fiscal Jefe de Turín, Raffaelle Guariniello, nunca abrió una investigación oficial sobre el libro de Ferruccio Mazzola pese a que es el brazo armado de la lucha contra el dopaje en Italia. Guariniello, que lleva más de diez años persiguiendo los delitos que atentan contra la salud de las personas y, más en concreto, el suministro de sustancias dopantes a futbolistas profesionales durante las décadas de los 70, 80 y 90.De momento, los datos de Guariniello hablan bien a las claras: unos 200 deportistas de todas las disciplinas han fallecido en Italia en la última década por asuntos relacionados por el dopaje. De ellos, al menos 30 eran futbolistas que padecieron el llamado Mal de Gehrig, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, una rara enfermedad que se da en el 0,01 por ciento de la población mundial... pero que incide en el 2,7 por ciento de los futbolistas italianos que jugaron a este deporte en las tres últimas décadas del pasado siglo. La alarma saltó a la opinión pública tras el fallecimiento de Gianluca Signorini, ex capitán del Genoa, en 2002 por esta enfermedad y que provocó que se abrieran investigaciones sobre el Torino, la Sampdoria y el Genoa. Más cerca queda todavía el caso Juve, con el uso y abuso de la creatina, y también la Fiorentina, investigada por la muerte prematura de varios de sus ex futbolistas.