España jugó su primer partido en Bruselas

Clasificación Mundial 2006 | 85 años del equipo nacional

España jugó su primer partido en Bruselas

España jugó su primer partido en Bruselas

La Federación Española no consiguió ingresar en la FIFA hasta el 27 de julio de 1914, en el Congreso de Cristianía (hoy Oslo). Poco después comenzaba la Primera Guerra Mundial. Todo ello motivó que la actividad internacional de la Selección española se demorase hasta 1920.

La convocatoria de los Juegos Olímpicos llamados de la Paz tuvo en España una entusiasta acogida. Acabada en el año 1918 la llamada entonces Gran Guerra, se decidió acudir a Amberes con una masiva asistencia de nuestros deportistas, entre ellos los futbolistas que nunca habían participado en una competición internacional como Selección. Se orillaron problemas económicos y particularistas, se celebraron diversos partidos entre 'probables y posibles' y veintiún jugadores viajaron a Bélgica acompañados por uno de los tres seleccionadores, Francisco Bru, quien también hizo las funciones de entrenador y el ex guardameta Manolo Lemmel como masajista.

Nuestros jugadores tomaron parte en el desfile inaugural en el estadio Olímpico de Amberes pero a continuación tuvieron que desplazarse a Bruselas donde estaba fijado su primer encuentro ante la selección danesa, la gran favorita de este torneo.

En vísperas del debut hubo sus más y sus menos entre los jugadores. De los veintiuno eran mayoría los vascos, quince incluyendo a Vázquez, extremeño criado en Irún. Querían jugar ellos dejando fuera de la alineación a los tres catalanes y al trío de gallegos. No se marcharon a dormir muy convencidos después de la intervención de Bru, quien les dijo que el equipo lo formaría el día siguiente durante el almuerzo.

El estreno de la Selección española tuvo lugar el 28 de agosto de 1920, en el precioso campo que tenía la Union Club Saint Gilloise en la capital belga, llamado La Butte y situado en el parque Duden. Apenas dos mil espectadores se ubicaban en sus graderíos. En lo alto existía un bonito chalé que servía de vestuario. Los españoles lucieron unas preciosas camisetas rojas con el león rampante bordado en oro sobre el corazón. El aspecto del terreno de juego era admirable, un esmeraldado césped, liso como una mesa de billar que sorprendió a nuestros jugadores poco habituados a ello. Los españoles lanzaron un vigoroso ¡hurra! en honor de sus adversarios antes de comenzar el juego.

El primer ataque peligroso fue de los daneses pero nuestro equipo reaccionó con gran entusiasmo y poco a poco se hizo dueño de la situación ante la sorpresa del público. Las ovaciones se sucedían en honor de los jugadores de las camisetas encarnadas. Se anuló un gol a Patricio por fuera de juego.

En la segunda parte los españoles actúan enardecidos, atacando con ímpetu el marco danés. Una gran jugada de Pagaza la corona Patricio Arabolaza con el primer gol conseguido por España en toda su historia.

Fue un gol irreprochable que sirvió para eliminar a los favoritos. La ovación en el campo fue unánime y clamorosa e incluso algunos espectadores se lanzaron al campo para felicitar al irundarra. Después los daneses se lanzaron a una ofensiva tenaz en busca del empate. Los jugadores españoles se lucieron en un alarde de fuerza física no exenta de buena técnica. Y, además, apareció Zamora. Sólo tenía diecinueve años y actuó como un curtido veterano. Sus intervenciones llenaron de asombro a los espectadores y varias de sus paradas parecieron milagrosas.

Cuando el árbitro señaló el fin del encuentro, varias decenas de espectadores saltaron emocionadas al terreno de juego para abrazar a nuestros hombres y Zamora fue alzado en hombros y así conducido hasta el chalé de los vestuarios entre rotundos vivas a España. El resto de jugadores lo hicieron a la carrera para librarse de ser estrujados por los abrazos de un público entusiasmado por el espectáculo que habían disfrutado. El resto de expedicionarios españoles lloraba de emoción, entre ellos el gran René Petit, seleccionado por Francia, y que se había desplazado a ver actuar a sus compañeros y amigos españoles. '¡Ganarle a Dinamarca!' repetía René, 'no os dais bien cuenta de lo que acabáis de hacer'.

Después de la hazaña, el sorteo no favoreció al equipo español que, el día siguiente, tuvo que actuar en el Olímpico de Amberes frente a los anfitriones. La noche anterior tuvo lugar la entonces típica cena de los equipos español y danés. Los nuestros no se privaron de nada y celebraron el triunfo por todo lo alto.

Todo ello sin duda repercutió en el encuentro del día siguiente. Lo que sí quedó para la historia, fue el abandono del portero donostiarra Agustín Eizaguirre. Ante la exhibición del jovencísimo Ricardo Zamora, decidió regresar a San Sebastián 'porque no tengo nada que hacer con este portento'. Nunca sería internacional, pero sí su hijo Iñaki, guardameta muchos años del Valencia y de la Real y que asistiría al Campeonato del Mundo en Brasil del año 1950.

Nuestra Selección jugaría cinco partidos en apenas nueve días. Sólo cayó derrotada ante Bélgica que se adjudicaría la medalla de oro. Se derrotó con brillantez a Dinamarca, Suecia, Italia y Holanda causando la admiración de propios y extraños.

Finalmente se consiguió la medalla de plata y no por la descalificación de Checoslovaquia como muchas veces se ha escrito.

En Amberes se aplicó un Reglamento inventado por el señor Bergval. Este miembro del COI consideraba que con el sorteo puro, tanto derecho tenía a ganar la plata quien hubiese perdido con el campeón en la primera eliminatoria como en la última. Para ello estableció unas eliminatorias o torneo paralelo que es el que se adjudicó nuestra Selección. La plata no llegó de rebote sino con todo merecimiento y es de justicia resaltarlo.

De los veintiún jugadores que viajaron a Bélgica sólo actuaron dieciocho. Les acompañaron el entrenador Paco Bru y Manolo Lemmel como masajista. Este, antiguo guardameta del Español, escribió al regreso en la revista FUTBOL su juicio sobre la actuación de cada uno de ellos.

Los novatos eliminaron a los favoritos

En sus 'Memorias' escribiría Ricardo Zamora muchos años después: '... es el equipo más grande y completo que ha tenido nunca España en ningún tiempo pasado y presente'. Y 'el Divino' sabía de qué hablaba. La actuación española en su primera aparición internacional impresionó a la prensa especializada europea e incluso un periodista holandés fue quien acuñó lo de la 'Furia Española' al contemplar el juego vibrante por su fuerza y calidad de nuestra Selección Nacional.