La frase de Frank Rijkaard que puede leerse en la página de enfrente, pronunciada ayer por la mañana en la sala de prensa del Camp Nou, deja poco lugar a dudas sobre la condición de Lionel Messi. "No entiendo tanto ruido, cuando hablamos de un jugador juvenil", dijo el entrenador del Barcelona. Sí, juvenil, pero que no jugará ni un solo minuto este año con el equipo de esa categoría del club, ni en el filial, en Segunda B. Y un juvenil que por esta temporada, merced a un flamante contrato firmado hasta 2014, cobrará unos tres millones de euros. ¿Es Messi un juvenil extranjero normal? ¿Tienen razón la directiva del Barça y sus aliados de la federación cuando dicen que tiene derecho a jugar como español desde que adoptó la nacionalidad, el pasado lunes? ¿O la tienen los clubes y el abogado de la Liga Profesional, Javier Tebas, cuando hablan de "fraude de ley" y de alineación indebida?

Sea como fuere, Messi ha centrado todas las miradas de este Barça-Zaragoza donde los de Víctor Muñoz buscan una victoria que se les niega desde 1965, cuando los Cinco Magníficos.

Cambios. El Barça no tendrá a Xavi, que descansa, y recupera a Giuly y Edmilson, los rotados del miércoles europeo. Es posible que el francés recupere su puesto (su rival es Messi, a quien reclamará el público) y que Van Bommel y Márquez hagan más difícil el tránsito en el mediocampo.

Víctor no pudo contar ayer con Álvaro ni con Óscar, aquejados de un virus intestinal, por lo que Aranzabal y Celades podrían entrar en la alineación. Rijkaard mira con recelo a Diego Milito.