Pongamos que usted tiene una fortuna personal valorada en 11.107 millones de euros, que se compra un equipo de fútbol por capricho, que gasta algo más de 300 millones en reforzarlo durante dos temporadas seguidas y que, en ese tiempo, el equipo gana una Liga, una Copa de la Liga y alcanza en ambas ocasiones las semifinales de la Champions. ¿Volvería a dejarse una pasta otro verano más en reforzarlo?
Pues si usted piensa que sí, que gastaría aún más, sepa que los designios de los multimillonarios son inexcrutables. Porque Roman Abramovich, que tiene 11.107 millones de fortuna personal (según Forbes), que compró al Chelsea por capricho, que se gastó 300 millones en reforzarlo consiguiendo una Liga, una Copa de la Liga y dos semifinales de la Champions, no lo hará.
Según ha declarado Jose Mourinho, entrenador del Chelsea, a la edición británica de la revista FHM, "Roman ha cerrado el grifo. Esta campaña todavía buscamos refuerzos, pero para las dos próximas no está prevista ninguna incorporación. Y si la hay, no será una inversión elevada".
Y no es por dinero, eso queda claro. Abramovich, Kenyon y Mourinho han sabido moverse de manera perfecta por el mercado y la edad media de la plantilla del Chelsea es de sólo 24,9 años. Sólo Cudicini, Smertin, Makeléle y Hernán Crespo superan la treintena y la columna vertebral del equipo (Cech-Terry-Lampard-Joe Cole-Robben) se mueve entre los 27 de Frank y los 21 de Arjen.
Misma línea. ¿Y cuáles serán esos refuerzos, después de que de la chequera de Abramovich sólo hayan salido 12 millones de euros por Asier del Horno? Pues de nuevo dos jóvenes, internacionales con sus respectivos países y que le van a costar a Abramovich un potosí: Shaun Wright-Phillips y Mickaël Essien. El primero, volante diestro inglés del Manchester City de 23 años, le costará al Chelsea unos 20 millones de euros. El segundo, mediocentro defensivo ghanés del Olympique Lyonnais de 22 años, no bajará de los 23.
Y ahí radica la gran esperanza de que el mercado europeo se reactive, después de su inusitada pseudoparálisis en este verano de 2005 en el que de los grandes europeos sólo el Liverpool sobrepasa los 20 millones de euros de gasto en fichajes. A la espera también de Vieira (podría recalar en la Juve) y Gilardino (otra vez Juventus y también el Milán pujan por el delantero), todo sigue parado.
De momento, 18 clubes se han visto beneficiados directamente con los 312,95 millones que Abramovich arrasó en el mercado de fichajes. Y muchos otros más indirectamente, por el efecto dominó. Y si se acaba el maná del petrólero siberiano, habrá que prepararse: no habrá página de Manolete en el AS. A menos que a Glazer le dé por hacer locuras en el United...
24 fichajes y 312,95 millones
Desde que el 1 de julio de 2003 Roman Abramovich comprase la mayoría del paquete accionarial (el 50,09 por ciento) del Chelsea por 85 millones de euros, el multimillonario ruso no ha dejado de invertir en fichajes parte de su inmenso patrimonio, que le ha situado en la 21ª posición de la lista anual de Forbes en este 2005 (por encima incluso de Silvio Berlusconi). En su primera temporada, Abramovich contrató a 13 futbolistas, tasados en 161,95 millones de euros. Esa misma campaña, la 2003-2004, logró arrebatar al Manchester United a su director ejecutivo, Peter Kenyon, ofreciéndole un salario millonario que ronda los 2,5 millones de euros anuales libres de impuestos. En la siguiente campaña, además de pagar 2,5 millones al Oporto para hacerse con los servicios de Jose Mourinho como entrenador, el Chelsea se aseguró el concurso de otros nueve futbolistas, con un coste de 139 millones de euros más. Y durante este verano de 2005, el único futbolista que refuerza a la plantilla es Asier del Horno, 12 millones de euros. Eso sí, Abramovich le birló al Tottenham a su director deportivo, el danés Frank Arnesen, por el que tuvo que desembolsar 12,5 millones más.
