Cinco minutos. Todo se decidió en ese tiempo. El sevillista Kepa aprovechó una internada por la derecha española para desde la frontal del área chica rematar el centro, era el minuto cinco y el tanto daba tranquilidad al conjunto español ante la presión inicial de Turquía.
Un equipo turco al que los hombres de Juan Santiesteban ya se habían medido en la primera fase, un encuentro que finalizó con empate a uno, y que en ningún momento pondrían fácil la victoria local. El juego cayó en una fase de tedio, con la disputa por el control en el centro del campo, y sin apenas ocasiones.
Una de ellas llegó de las botas del propio Kepa, superada la media hora, cuando lo intentó desde la frontal del área de potente disparo cuando tenía la opción de Arizmendi totalmente desmarcado. El fútbol español, sin embargo, era poco vistoso, con escasa profundidad y sin juego de bandas.
Tampoco el fútbol turco destacaba por su brillantez. Pese a todo el conjunto otomano avisó en el minuto 39 con un disparo excesivamente cruzado de Cafer Can, autor del tanto en el choque de la primera fase ante España y máximo goleador del campeonato.
Reacción de Turquía
Salió con bríos renovados Turquía de los vestuarios, consciente de la necesidad de aprovechar sus opciones en esta final. Así comenzó un asedio que tuvo su primer aviso en el disparo de Reis, en los compases iniciales, que encontró la respuesta de Cuéllar. Respondió Santiesteban al dominio turco dando entrada a Manu del Moral, Micki y Torres en un intento de retomar de nuevo el control en el centro del campo a la espera de aprovechar una contra que pudo registrarse en el minuto 28 cuando Manu del Moral no llegó a un pase en profundidad.
Aunque Turquía no desistía y momentos después respondió con un disparo de Turam que se fue fuera por poco. Entró en el encuentro en su fase decisiva, en esa en que los nervios se adueñan de los jugadores noveles y Manu del Moral fue víctima de los mismos cuando desaprovechó un mano a mano ante el guardameta turco Babakan, enviando el esférico fuera.
España resistía las últimas acometidas foráneas y como había sucedido en los Juegos Olímpicos, en donde tuvo que aguardara a su condición de local en Barcelona'92 para hacerse con el primer oro olímpico, en los Mediterráneos aprovechó que los mismos se disputaron en Almería para coronarse.
