El Madrid se juega la Liga, asunto viejo y con el que hemos encabezado las previas de los últimos meses. Me viene a la memoria un ilustre y veterano compañero que comenzaba todos sus artículos con la misma letra porque no sabía cambiar la capitular o porque temía que de cambiarla todo se le volvieran capitulares rebeldes, a veces pasa. Pero no es este el caso. La novedad principal es que el Madrid se la jugará con tres delanteros y pico (normal) y con Borja de mediocentro, asunto del todo inquietante porque no se le recuerda al canterano una actuación ni ligeramente notable.
Supongo que más que concederle a Borja el timón, lo que pretende Luxemburgo es renunciar a él en beneficio de una mayor fortaleza defensiva y con la intención de buscar rápidas transiciones que hagan circular el balón de atrás hacia delante sin detenerse demasiado en el centro del campo. Como ante el Barça. Incluso aceptando el riesgo de ese planteamiento (el rival no es el mismo aunque vista igual), yo hubiera apostado por Guti.
De cintura para arriba, el Madrid volverá a jugar con Raúl, Zidane, Ronaldo y Owen, ninguno de ellos con colocación fija, sino rotando en sus posiciones, al estilo de los equipos de fútbol sala en sus movimientos de ataque, o al menos eso es lo que pretende el entrenador. Figo se volverá a quedar en el banquillo rumiando su venganza, más o menos como Guti, los dos, grandes futbolistas, pero ambos víctimas de sus gestos de estrellas incomprendidas. Deberían darse cuenta del enorme perjuicio que eso les causa.
Por lo que se refiere al Levante, es un equipo que juega bien y le rinde poco. Se pudo comprobar en su último partido, en el campo del Betis, donde su brillante dominio sólo se tradujo en un empate a dos goles. En esas operaciones de control y toque, el futbolista más destacado es Rivera, magnífico en la circulación y en el último pase, auténtico cerebro del Levante. Juanma y Nacho también son jugadores interesantes. Sin embargo, falta gol. Sorprende que tratándose de un recién ascendido que está casi salvado haya quien apunte contra Schuster, tipo peculiar, pero de evidentes méritos como técnico, recuerdo que estuvo cerca de ascender al Xerez.
Entre otras muchísimas cosas, ya citadas, el Madrid se juega hoy la credibilidad, el rango de aspirante firme y no ocasional. Para serlo le falta un gran partido fuera de casa. Hoy es el día. El campo, casi lleno; el partido dos horas antes de que comience a jugar al Barcelona, la Liga en vilo. Quien no es capaz de vencer en esas condiciones es que no merece el título. Quien lo consigue puede aspirar a todo. Por eso tiembla el Barça.
