Porca miseria...

Liga de Campeones | Juventus 2 - Real Madrid 0

Porca miseria...

Porca miseria...

Ni los más pesimistas podían imaginar unas horas antes del partido de Delle Alpi que el Madrid no alcanzaría los cuartos de final de la Champions. Los blancos, con esta derrota, cerraron ayer un año nefasto que comenzó en la final de Copa del Rey del 17 de marzo de 2004 ante el Zaragoza.

Año maldito. Con el corazón desgarrado les confesaré que por primera vez en mi vida he entendido a los atléticos. Los madridistas también hemos vivido un añito en el infierno. Desde que el 17 de marzo un trallazo de Galletti partiese el alma al Madrid de los galácticos en este club sólo se han vivido desdichas y zozobras más propias de una crónica de sucesos. Hasta la deprimente velada de Delle Alpi han pasado 358 días que han marcado el pulso de un club obligado a dar un volantazo en plena carrera si no quiere que esto sea un siniestro total. Ni la afición ni gente como Casillas, Helguera o Ronaldo merecían salir de Europa por la puerta de servicio. Esta lección de humildad deberá marcar un antes y un después. Porca miseria.

Juegan a nada. Presidía la batalla una gigantesca pancarta de la Curva Sur de Delle Alpi de fácil traducción: "Sacco matto al Re...al" ("Jaque mate al Real"). Era premonitoria. Lo de la hinchada de la Juve es digno de estudio sociológico (y psicológico). Cada vez que aparece por aquí el mito del 'Real' se lanzan a la calle como si fuese el Carnaval de Río. Anoche dejaron en caja nada menos que 3,5 millones de euros (580 millones de pesetas), lo mismo que ha costado un galáctico descatalogado como es GG (Gran Gravesen), de los pocos que se salvaron. Lo bueno es que desde que vino por Turín el Madrid de Zizou hace dos añitos no sólo no se llenaban las 63.000 localidades de Delle Alpi, sino que apenas sí han logrado los bianconeros meter a 20.000 fieles en una ciudad que ama al Toro (el Torino) y desprecia a esa Vecchia Signora que es el equipo más amado de Italia. En eso se hermanaron con el Madrid. Los dos no jugaron a nada, pero logran paralizar su país porque saben que la leyenda, tarde o temprano, echará de nuevo a andar. Lástima que Capello diga, aunque se salga con la suya, que sólo le importa ganar y no el nivel del juego, y que el Madrid no tenga esa frescura que en la mañana de ayer dejó helados a los capos del Madrid cuando vieron la repetición del Lyon-Werder Bremen. Aquí lo digo. Preferían al Bayern o al Milán antes que a esas balas negras que hacen del fútbol un deporte vertical. Mejor haber quedado eliminados que hacer un ridículo histórico ante esos franceses de ébano.

Siempre fieles. La Grada Este, ocupada por tres mil irreductibles madridistas que nunca han perdido la fe en este equipo de luces y sombras, dio una lección al Bernabéu. Mientras que 60.000 tifosi insultaban y se mofaban del gordito cósmico, ellos llenaron el cielo de Turín de un solo grito: "Ronaldo, Ronaldo, Ronaldo". La manada entendió el mensaje y dejó dos pinceladas dignas de la final de un Mundial. Su arrancada en explosión dejando a Thuram para el geriátrico y obligando a Buffon a hacer la parada del mes (sin olvidarme de la mano antológica que le sacó a Roberto Carlos) logró que Delle Alpi guardara silencio hasta justificar los 120 euros que costaba cada tribuna. Si yo fuera rico, como dice la popular canción de Popol, compraría un abono permanente para seguir al Madrid allá donde fuese, pero siempre con una cláusula de conciencia: si Ronie no juega se reserva el derecho de devolución del dinero. Por R9 lo que sea. Eso sí, Capello saca al campo a ese Tacchinardi, un antifutbolista que sólo salió a provocar al brasileño para buscar su expulsión. Fabio, qué bonito tu concepto del espectáculo. Estarás contento después de salirte con la tuya...

Buen intento. Iker Casillas lo merece todo. En AS profetizaba ayer que querían dedicarle la clasificación a las víctimas del 11-M e intentó poner su granito de arena haciendo lo que mejor sabe. Parar como los ángeles. Su frialdad en el primer mano a mano con Ibrahimovic fue de clínic. Los familiares de los 191 fallecidos en la tragedia de hace 364 días (varios de ellos socios madridistas) sabrán agradecerle su intento, aunque no pudiera frenar los misiles de Trezeguet y Zalayeta que completaron un año de infausto recuerdo.