Triste adiós de los virreyes

Liga de Campeones | Deportivo 0 - Monaco 5

Triste adiós de los virreyes

Triste adiós de los virreyes

jesús sancho

Bochornosa derrota en el epílogo de Fran y Mauro

No merecían algo así, pero Europa fue ingrata con ellos en su despedida. Mauro y Fran, los virreyes, no volverán. Pero Lendoiro tiene otros problemas.

El Depor está en mitad de la escalera (pero bajando). Instalado en la fase crepuscular de su época dorada, advierte ante sí un futuro incierto. Los síntomas no invitan al optimismo. La retirada de sus símbolos (Mauro y Fran), la inexistencia de fichajes de renombre, la precariedad de las arcas, el desánimo de una hinchada que ha desertado de Riazor, la inminente marcha de Irureta al final del presente curso, la involución futbolística experimentada por el equipo... Todo apunta a que a Lendoiro se le fue la mano exprimiendo el limón. Sin embargo, el deportivismo centra sus esperanzas en un presidente que un día decidió hacer grande al Depor y lo encaramó a lo más alto de Europa.

La poesía es prosa. Ayer se despidió de la Champions por la puerta de atrás. Seis meses después de asombrar al continente con un fútbol asociativo, vertical y talentoso, se marcha sigiloso con un juego sacrificado, monótono y rutinario. Parece que a la plantilla le llegó su fecha de caducidad. La poesía es ahora prosa.

El ciclo toca a su fin. Sí, ¿pero cuál? Sin duda, el del Superdepor. Posiblemente, el de Irureta. Buscar en instancias superiores es, además de aventurado, ciertamente inoportuno. Al menos, ahora. Dicho esto, conviene apuntar que la Historia ha sido dura con el Depor. El precio pagado por su arrojo en esta exitosa década es excesivo. Encajó la mayor goleada de la Champions (8-3) y pasa a la historia por su impericia ofensiva. Demasiado castigo para quien honró tanto al fútbol.

El partido tiene poco que contar. El Depor puso la otra mejilla en lugar de vengarse y escribió otro capítulo lastimoso de su ruinosa situación. Los monegascos se limitaron a aprovechar los desajustes defensivos para golear al Deportivo. Chevantón, Givet y Saviola recrudecieron el drama, que en el descanso ya alcanzaba tintes trágicos.

Se barajaba que Fran se quedaría en la ducha en el descanso entregando el brazalete a Mauro. Nunca sabremos si Mauro aceptó el trago sin poner objeción alguna. El asunto es que Jabo apostó por mantener a los culpables de la primera parte en el campo. El orgullo deportivista afloró en forma de patadas violentas, signo inequívoco de la impotencia.

El quinto tanto convenció a Irureta, que definitivamente ahorró el sofocón a Mauro. En su lugar salió Changui, futbolista que en otros tiempos no tenía hueco en la plantilla, pero que ahora es el primer recambio de los delanteros. Prueba de que el Deportivo ha menguado. Europa despidió a los virreyes. Y con ellos, a un ciclo. Esperemos que sólo sea eso...

Ni un solo gol en la liguilla

El Depor pasó a la historia negra de la Champions anoche. Completó la liguilla sin anotar un solo gol a favor. Seis partidos, 540 minutos, sin marcar en la portería rival.