El club trata de identificar a los autores de los gritos racistas

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El club trata de identificar a los autores de los gritos racistas

El club trata de identificar a los autores de los gritos racistas

Sospecha que son extranjeros no habituales del estadio

El Real Madrid ha abierto una investigación sobre los espectadores que, localizados en el fondo del estadio acotado para las Ultra Sur, mostraban símbolos nazis y abuchearon el pasado martes a los jugadores negros del Bayer Leverkusen. Estas pesquisas se siguen en colaboración con la policía y hasta el momento se ha podido concluir desde el club que, "con casi total certeza", los tres aficionados más significados en su comportamiento racista eran extranjeros (aunque, como se ve en la imagen superior, había otros que hacían el saludo fascista).

Repasados los testimonios de los miembros de seguridad y las imágenes de las cámaras UCO (Unidad de Control Operativo), el Real Madrid ha descubierto que a esos tres individuos les fue requisada una bandera rumana y hablaban en un idioma extranjero que todavía no ha podido ser determinado. A falta de confirmar su nacionalidad, según los expertos, su aspecto no corresponde a la estética Ultra Sur, sino a la de los hooligans anglosajones, aunque en el momento de acceder a las gradas se abrigaban con cazadoras y ninguno mostraba su torso, como hicieron después, momento en el que se pudo ver que tenían tatuajes nazis (esvásticas e imágenes de Hitler). Ese comportamiento se entiende, por algunas fuentes, como alevoso y premeditado. Hay que recordar que la cadena inglesa de televisión Sky colocó una cámara en ese fondo y luego se refirió a esos incidentes concretos como "una nueva vergüenza en España".

Entraron con abono. El Real Madrid trabaja en la identificación de estos tres individuos, que no aparecen en ninguno de los vídeos de otros partidos que se han visionado, por lo que se cree que era la primera vez que pisaban el Santiago Bernabéu. El siguiente paso es averiguar quién les dejó los abonos para acceder a esa zona.

El recinto que el club habilitó para reconducir a los Ultra Sur (agrupación no registrada como peña), 800 localidades, está acotado por una cristalera y su acceso está muy vigilado: es necesario pasar cacheos, por un arco detector de metales y desde allí no se permite el acceso a otras partes del estadio. De esas 800 entradas, 700 de ellas corresponden a socios abonados que pueden transferir su abono a otra persona (el club lo permite a todos los abonados desde 2001), lo que convierte al invitado en incontrolable. Las cien entradas restantes se venden por seis euros a ultras identificados.

Fuentes del club informan que, aunque había guardias de seguridad privada muy cerca de estos tres fanáticos (se comprueba en la foto), la Ley Antiviolencia sólo indica que deben retirarse las pancartas o banderas que hagan apología de comportamientos delictivos, nada se especifica sobre la actuación con personas con tatuajes de este estilo.

Sin descartar que esos tres individuos estuvieran dirigidos, el club y la policía trabajan ahora en su identificación.