La tormenta perfecta

Imposible no recordar. Por afrentas menores, incluso imaginarias, se han montado encarnizadas rivalidades, deportivas o políticas. Hay menos motivo en el encono con el vecino, por el simple hecho de serlo, que en la disputa que nace de dos Ligas perdidas en el último partido y ante el mismo rival, ante el mismo rival entusiasmado, añadiría. No sirve de nada decir que es un partido cualquiera porque no lo es. Quizá lo sea para Owen o para quien no tenga memoria, pero subsiste en el madridismo la necesidad de la revancha continua, como si conceder la ocasión de un nuevo naufragio pudiera convertir en leyenda lo que se quiere zanjar como anécdota, doble, pero anécdota. Por eso sobrevuelan el partido más asuntos que una simple eliminatoria.

Sin embargo, parece que no es Owen el único que podría no tener memoria, ya que el Madrid tecnócrata viene filtrando desde la primera eliminatoria que no pasaría nada si el equipo se libera del torneo, un mensaje nocivo para el deporte y para la historia del club. Hay quien cree que el desastre de la pasada temporada se explica por el esfuerzo que supuso alcanzar la final, lo que es una melonada si se tiene en cuenta que hablamos de una multimillonaria plantilla de 22 jugadores que deberían ser sublimes o casi. Y ese tufillo de indiferencia es el que se percibe en el viaje diseñado por el Madrid: ida y vuelta el mismo día, sin tiempo para concentrarse ni para afrontar otros imprevistos, como el temporal que se aproxima.

Cambios. Para luchar contra los temporales internos y los externos, García Remón apostará por la base del equipo que eliminó al Leganés, Morientes y Owen arriba (buena pareja) y las novedades de Arbeloa, Helguera y Solari. Un equipo solvente en el que debería confirmarse Javi García, el chico que más promete de la cantera. Ni ellos ni el entrenador tirarán la Copa, eso seguro.

Para el Tenerife se presenta la oportunidad de correr esa cortina del olvido que es la Segunda. El olvido del mundo, quiero decir, de los resúmenes a horas decentes, de los goles repetidos y los héroes por exportar. Así era el Tenerife de antes y así quiere volver a ser de la mano de Moré, un entrenador razonable (eso es mucho), aunque su equipo no pase por un buen momento (13º en la Liga). Además del joven Vitolo, el Mascherano del Tenerife, en el equipo local destacará como punta de lanza el canario Cristo, nombre que podría dar mucho juego en caso de confirmarse la tormenta.

El Madrid visita a su bestia negra copera

El Tenerife no es la bestia negra del Real Madrid únicamente en la Liga. También lo es en la Copa del Rey, competición en la que los blancos no han ganado nunca a los isleños. Los dos equipos se han visto las caras en esta competición en dos ocasiones. La primera fue en la temporada 1975/76. Entonces, los canarios (que estaban en Segunda División) se impusieron a los madridistas con un buen resultado: 2-0. En el encuentro de vuelta, los blancos ganaron en su propio estadio (1-0), pero no les sirvió de nada porque quedaron eliminados. En la campaña 93/94 se produjo el otro enfrentamiento. El Tenerife era ya un equipo de Primera División y estaba entrenado por Jorge Valdano. En el choque de ida, ganaron los canarios (2-1). Y en la vuelta también vencieron, en el Bernabéu: 0-3, con un gran partido de Latorre, que marcó dos tantos. Después de esta goleada, Jorge Valdano sentenció: Algún día le devolveré al Real Madrid todo lo que le he quitado.