Aestas alturas de Eurocopa ya nadie se atreve a decir que Grecia no puede llegar a la final, que los helenos sucumbirán ante el soberbio juego checo o ni siquiera que jugadores como Nedved o Poborsky se comerán a futbolistas de perfil bajo como Zagorakis o Basinas. Tras eliminar a Francia, los griegos se han ganado a pulso el respeto en esta Eurocopa 2004. Los checos han dicho en las horas previas al choque que realmente Grecia no tiene ningún argumento futbolístico que llame la atención, ningún jugador que marque diferencias, pero que se cierran como nadie y que tienen esa suerte para llegar en dos ocasiones, marcar un gol y enviarte a casa.
Preguntado Nikolaidis por el rival deseado en semifinales, el griego sorprendió con su respuesta: Tal vez sea más fácil Dinamarca, pero yo quiero Chequia, porque Grecia juega mucho mejor contra los equipos grandes. Y razón no le falta. Los helenos se encuentran incómodos cuando tienen que ser ellos los que tengan que imponer el tempo del partido y del juego. Se sienten más cómodos cuando el rival es el que domina el balón, se vuelca sobre su campo y deja esos huecos que aprovechan como nadie los hombres de Rehhagel.
Y eso exactamente esperan de la República Checa: que les dominen, que se acomoden en su juego, que se confíen y entonces se repita la misma historia que contra Francia o Portugal, por poner dos ejemplos.
Cinco defensas. Sin embargo, Rehhagel introducirá un cambio en el sistema táctico. En vez de con cuatro, jugará con cinco defensas. La razón es muy clara: los griegos quieren tener muy atados a Baros y Koller. A los helenos, sobre todo, les asusta el gigantón del Borussia Dortmund, por lo que tejerán una red en torno a él. Además, el técnico griego recupera a Vryzas por lo que Nikolaidis volverá al banquillo. Por su parte, Brückner, seleccionador checo, tendrá que hacer un cambio obligado en su once titular: Jiranek, lesionado ante Dinamarca, dejará su puesto en el centro de la defensa a Bolf.
En el 80 ganaron los checos
Como República Checa, sólo una vez se enfrentó a Grecia (0-0), pero la extinta Checoslovaquia se midió en cinco ocasiones, una de ellas en la Eurocopa de 1980, con triunfo checo por 3-1 (goles de Panenka, Vizek y Nehoda, y Anastopoulos). El balance es de cinco triunfos y un empate a favor de los checos.
