"Mi mujer lloraba y por eso me fui"

"Mi mujer lloraba y por eso me fui"

Láinez aclaró ayer a sus compañeros, instantes antes de iniciar el desplazamiento a Valencia, los motivos por los que abandonó el pasado domingo en solitario La Romareda, mientras el resto de la plantilla se quedaba tres horas en el vestuario maño ante el asedio de cuatro mil azaragocistas. Algunos juzgaron insolidaria esta decisión y el portero aragonés dejó ayer las cosas muy claras: "Después de acudir a la sala de prensa, bajé a la rampa de acceso a los vestuarios y me encontré a mi mujer llorando. Le habían insultado y amenazado y le estaban tirando piedras desde la grada de arriba. Hablé con el director de márketing (Iñigo Ruiz-Capillas) y le dije que quería salir, porque tenía mi coche en medio de todo el follón y había gente golpeándolo. Me dijo que me podía ir bajo mi responsabilidad, y así lo hice".

Láinez no supo lo que ocurría en La Romareda hasta más tarde, cuando la esposa del portugués Chainho, vecino de su urbanización, acudió a su casa para preguntarle por su marido. Fue entonces cuando Láinez telefoneó al vestuario maño y conversó con algunos de sus compañeros, que le informaron de la situación.