Seis policías fueron los únicos testigos, junto a los medios de comunicación, de la marcha de la expedición del Zaragoza camino de Valencia, donde permanecerá concentrado hasta el próximo sábado por la mañana, en que viajara a Villarreal para disputar la penúltima jornada liguera. Allí, en la ciudad levantina, Marcos Alonso intentará alejar a su equipo del ambiente de tensión que se vive en la capital aragonesa tras los incidentes del domingo tras el partido ante el Celta de Vigo, cuando 4.000 personas a las puertas de La Romareda propiciaron que la plantilla y el presidente, Alfonso Solans, tuvieran que aguardar en el interior del estadio a que se apaciguaran los ánimos.

La temperatura futbolística ha disminuido un tanto en Zaragoza después del calor extremo vivido el pasado domingo, en el que se presenciaron en los aledaños de La Romareda escenas sin precedentes en la historia reciente del zaragocismo. Afortunadamente, ayer por la mañana no hubo que lamentar ningún tipo de incidente. Por si acaso, seis policías nacionales velaron por la seguridad del equipo maño, que partió minutos antes de las 9:30 en autobús al hotel Sidi Saler, en Valencia, donde tendrá su cuartel general.

La afición, en Villarreal

Tanto ha disminuido el clima de crispación, que la afición aragonesa no da la espalda al equipo y ya piensa en animar a su equipo en El Madrigal de Villarreal al precio de 12 euros, que es lo que cuesta la entrada, ya que el viaje es gratis, en una iniciativa fomentada por la Federación de Peñas zaragocistas. Mientras, en el apartado deportivo, Marcos Alonso se ha llevado a toda la plantilla, incluido el jugador de filial Generelo. El técnico cántabro cuenta con las bajas de los defensas Paco y Xavi Aguado, y la única duda Martín Vellisca.