Matador Dani

Primera | Betis 2 - Barcelona 1

Matador Dani

Matador Dani

MORENATTI

Avisó que podía armar un lío y lo hizo. Marcó los dos del Betis y hundió al Barça. El triunfo deja arriba a los de Juande.

Palabras que definen el fútbol del Betis: concentración, entusiasmo, organización, descaro, frescura, hambre. Palabras que resumen el juego del Barcelona: desatención, tedio, improvisación, posesión, repetición, inocuidad. Betis y Barça, polos opuestos en muchos aspectos. El partido significaba mucho para los de Carles Rexach, pero Juande Ramos supo ponerle pilas de larga duración a los suyos y obtuvo un rendimiento extraordinario. El Betis es un estado de ánimo, y con él comenzó a ganar el encuentro.

Llegaba el Barça como casi siempre, envuelto en las dudas. La primera, en la portería: volvió Bonano, se sentó Reina, algo que tuvo que pasar el domingo pasado, contra el Málaga. Si Rexach decidió hacer el cambio de arquero ayer y no en el Camp Nou fue porque una semana antes resultaba muy fácil estar bajo el larguero: el Málaga llegaba sin Dely ni Darío Silva, era un rival sin filo. Anoche, en Sevilla, la historia era diferente, así que el técnico blaugrana sacó a relucir sus temores y confió más en la veteranía de Roberto Bonano.

El miedo de Charly. Duró poco la alegría del argentino. A los dos minutos le clavaron el 1-0. Kluivert perdió un balón en el mediocampo, se lo llevó Benjamín, abrió para Joaquín, De Boer cerró tarde la ausencia de Coco y el interior bético centró sin oposición. La pescó Dani, madrugando a Reiziger, que actuó de central, porque a Rexach le daba tanto miedo Denilson que mandó a Puyol de nuevo a la banda derecha.

El partido se puso como le gustan a Juande: vibrante, con el rival obligado a buscar el empate y mucho, mucho campo por delante para salir al contraataque. El Barça prescindió muy pronto de la intención de armado. Otra vez sin un medio organizador (Xavi sigue en el banquillo), ni Cocu, ni Motta ni, por supuesto, Luis Enrique fueron capaces de ordenar el juego. Todo quedó entonces librado a la machada individual. Ahí cogía la pelota Saviola y la trasladaba hasta perderla, lo mismo que pasaba con Rivaldo, con Kluivert, con Coco cuando subía por la izquierda. Y así, una y otra vez, el Betis fue superior.

Tocó con desparpajo el equipo verdiblanco, con Benjamín convertido en mojón y referente, cortando y jugando el balón siempre con buen criterio; lo pedían todos, como posesos, como si les fuera la vida, el orgullo, en cada acción, y se cabreaban si el compañero no se lo pasaba.

Se fue el primer tiempo sin más que contar, pero el segundo traería de todo. Rivaldo, antes de caer exhausto, vio con impotencia cómo Luis Fernández despejaba bajo el larguero un tiro suyo. De ese córner llegó el empate del Barça: Rivaldo sacó desde la derecha y el balón dio en Ito, para que Prats lo viera colarse ante su propia cara.

La fortuna parecía aliada con Rexach, pero pudo más el entusiasta fútbol del Betis. Aunque entró Xavi y Rivaldo tuvo el 1-2 en los pies (tiró desviado), el que apareció de nuevo fue Dani. Ese tipo eléctrico y pesado para la defensa rival repitió, le robó la cartera a un patético Reiziger y clavó el 2-1, justo y lapidario. La embestida final del Barça, colgando balones al área, sólo deparó sustos aislados. Sube el Betis, se hunde el Barça. Lo mató Dani, que había avisado, pero no le hicieron caso.