Inicio trepidante en Mendizorroza, dos zarpazos en menos de otros tantos minutos (quién lo diría con las dos mejores defensas de la Liga) y final eléctrico con un paradón de Cañizares desde el punto de penalti a falta de dos minutos a Llorens que le dio al Valencia la condición de líder en la segunda vuelta, treinta y un años después de que el gran Di Stefano lograra en Sarrià aquella gesta. La vieja aspiración de Benítez de luchar por el título tiene su fundamento por esa respuesta defensiva, la mejor del campeonato, como hace un año, que tanto incomoda a su rival, que llega a desquiciarle, a robarle su personalidad, y por un portero, el mejor para los internautas de la UEFA. También le permite jugársela por velocidad, a base de soltar latigazos. ¿Se acuerdan de Ranieri? Pues algo bastante parecido. Sin el Piojo, pero con Vicente, otro que corre como la pólvora.

El Alavés arrimó el hombro todo lo que pudo y más hasta empujar al Valencia delante de Cañizares, bien tirado por Coloccini y Téllez, bombeando balones a cualquiera que se moviera por arriba. Bueno para el Valencia. Cuestión de no perder los nervios, esperar el fallo, como el resbalón de Llorens (menuda noche la del valenciano), y a marcar las diferencias...en el marcador. Juego simple pero efectivo, más aún tendiendo en cuenta que de golpe y porrazo se cayeron de once inicial seis valencianistas (dos de ellos, por sanción). Rotación y revolución de esos suplentes, como Carew, que de la noche al día se quedó en Mestalla (menudo ojo tuvo el Fulham) volvió a jugar tres jornadas después y la enchufó, tras ...once meses de sequía.

Buen referente arriba, justo lo que le faltó al Alavés, por más que Mané se la jugó con Iván Alonso y Vucko. Eso es valentía, sí señor. Pero el problema es que ninguno entró con un abrelatas. Pablo no estuvo fino para darle sentido al ataque, su centro del campo continuó siendo un puente aéreo y Pellegrino y Djukic se crecieron con la complicidad del internacional de Camacho: Cañizares, el airbag, vamos.

El detalle

El Alavés se atasca en Mendizorroza.

El Alavés empieza a perder fuerza en su estadio, donde ha perdido cuatro de los últimos cinco encuentros que ha disputado. 0-1, con el Sevilla; 0-2 con Osasuna; 0-4 con el Mallorca y la victoria de anoche del Valencia. Mané debe cambiar esta peligrosa tendencia.