El Deportivo ya está en el Bernabéu. Tal y como estaba previsto, el partido de ayer fue un puro trámite para el equipo gallego, que el 6 de marzo jugará su segunda final de Copa. David no pudo con Goliat y el Figueres puso fin dignamente a su aventura copera. El gol de Tristán en Vilatenim y el que marcó José Manuel en el minuto 5 fueron un obstáculo insalvable. Los ‘rubios' de Figueres no se irán de viaje al Caribe, pero ya se han ganado el respeto de los grandes.

La falta de tensión dominó la semifinal y el Figueres tuvo demasiado respeto al anfitrión. La calidad individual gallega marcó el tiempo del partido. Djalminha y Tristán sacaron a relucir su talento y por momentos se recreaban con la pelota, pero la afición tampoco les perdonaba los excesos y cada pérdida de balón era pitada desde la grada. Ambos se convirtieron en los protagonistas de la brillante jugada del primer gol y fue José Manuel el encargado de enviar el balón a la red.

Ese gol acabó con las escasas esperanzas del Figueres y mermó la ambición gallega. Las pocas ganas de arrollar del Depor le llevó a situaciones incómodas, aunque el palo le robó un golazo y la sentencia a Tristán.

El partido fue una oportunidad para aquellos que disfrutan de menos minutos y Donato fue el único superviviente de los once que jugaron en San Mamés. El técnico vasco sorprendió a todos colocando a Djalminha por la izquierda, para poder jugar arriba con Pandiani y Tristán. El brasileño se movió con libertad y alternó genialidades con imprecisiones poco recomendables.

Desde la grada, el público no se conformaba con el pasaporte a la final, también quería goles y espectáculo. En los últimos minutos, el Depor se estiró más para recompensar a sus aficionados, pero el árbitro, buscando demasiado protagonismo, se sacó de la manga un penalti de César sobre Peña. El gol del Figueres puede considerarse un premio por la trayectoria del equipo en la Copa, pero no impedirá el viaje de los gallegos al Santiago Bernabéu.

El detalle

Una mariscada cierra el sueño del Figueres

El Figueres no pudo culminar su sueño de ser el primer equipo de Segunda B que se planta en la final de Copa. Por el camino se quedaron rivales de la entidad de Barcelona y Osasuna y por eso lo quisieron celebrar ayer con una mariscada en un restaurante coruñés.