Milosevic ya reina en La Romareda

Primera | Zaragoza 3 - Rayo 2

Milosevic ya reina en La Romareda

Milosevic ya reina en La Romareda

JAVIER BELLVER

El ariete marcó dos goles y el Rayo acabó indignado con Téllez Sánchez.

Tiene el fútbol algunas leyes no escritas pero que suelen cumplirse con precisión estadística. Una de esas normas viene a tocar con la varita mágica de los dioses a los héroes que regresan como salvadores y que, naturalmente, aparecen en el momento preciso para rescatar a los apresados en el fango. Savo Milosevic llegó, vio, marcó dos veces y venció. Volvió el gigante y ya le ha devuelto la vida al equipo, al coro de La Romareda. El Rayo hizo todo lo que tenía que hacer, y casi todo con mucho sentido. No pudo controlar ese capítulo de la leyenda del regreso del héroe, y también tiene motivos de queja para poner en duda si fue voluntaria la cesión de Quevedo a Imanol, que provocó el empate de Acuña, y desde luego para reclamar el claro penalti del omnipresente Milosevic en una barrera maña.

El partido tuvo historia, mucha historia, y por los dos lados. Luis Costa, el mago, recogía una vez más a un equipo lastimado y volvió a aplicarle sus puntos de sutura. Apuntes comparativos con la etapa-Rojo: dejó fuera a Esquerdinha y Chainho, devolvió titularidad a José Ignacio, recuperó al Jamelli enfrentado a Chechu y tiró de Aragón para enganchar del centro a la derecha (y viceversa) con Acuña. Pero, sobre todo, pudo contar con Milosevic, que por cierto adora a Chechu... Savo Milosevic, palabras mayores.

El Rayo plantó cara desde el primer minuto, y de hecho comenzó a irse a por el partido con más claridad y convicción que su enemigo. Manzano dotó a la defensa de fortaleza por el centro con De Quintana y Mainz, controló el medio campo con la pareja Quevedo-Pablo Sanz, metió entre líneas a Michel, abrió bien por una banda con la rapidez de Peragón y por la otra con la zurda de Baljic, y no extrañó que la conexión bosnia (Baljic-Bolic) iniciara el asalto a La Romareda.

Tardó en centrarse el Zaragoza, pero cuando lo hizo se vio un toma y daca que comenzó a salirle de cara a los maños con esa cesión de Quevedo a Imanol que Téllez interpretó voluntaria para enfado rayista, y que Acuña no perdonó. Un lance decisivo que descontroló al Rayo y que excitó a Milosevic, bien asistido por un Jamelli con ganas de revancha. Michel volvió a meter en la pelea a los de Manzano, tras otro monumental enfado por mano de Milosevic en una barrera en el área, pero estaba escrito que era la tarde del héroe. El gran Savo vuelve a reinar en La Romareda.