Sólo el Nàstic

Copa del Rey | Nàstic 1 - Real Madrid 0

Sólo el Nàstic

Sólo el Nàstic

Un autogol de Karanka le da un merecidísimo triunfo ante un Real Madrid irreconocible, cuyos suplentes parecen eternos.

El viejo Nàstic viste como el Manchester, camiseta roja, pantalón blanco, medias negras. Quizá el Madrid no lo sabía y le shockó ver el terno de su adversario en la fría noche de Tarragona, donde el Nou Estadi era un oasis donde la temperatura marcaba mil grados. El caso es que el primer acto de esta eliminatoria de Copa, que se jugará lamentablemente a doble partido, rompió todos los esquemas. A los sones del ¡A por ellos, oé!, el Nàstic no se portó como el penúltimo de la Segunda División ni el Madrid, embutido en un extraño traje a base de azules, fue el Madrid por más que faltaran Figo, Zidane, Roberto Carlos y otros, sino un ejército de suplentes de sí mismos. Si el partido hubiera acabado dos o tres a cero no hubiera sido una barbaridad. Del Bosque no tendrá problemas con las rotaciones, como Irureta. El Madrid tienen once y el resto, de momento, está en la higuera.

Bonet, el farmacéutico-entrenador, había jugado magníficamente al despiste; los merengues estaban desorientados. "Este partido ahora supone un estorbo", comentó el entrenador del Nàstic la víspera, como dando a entender que la guerra de su equipo es en la Liga y que eso de meterse en pelea con el Madrid no le apetecía lo más mínimo. Pero no. Presionando hasta el banderín de córner, tocando en vertical al mando del Jordi Masnou de principios de los 90, un producto perdido de la cantera del Espanyol, el Nàstic United se comió crudo al Madrid en unos primeros 45 minutos que, con la segunda parte del Barcelona en Liverpool y el día que el Espanyol se zampó al Zaragoza en Montjuïc, suponen lo mejor que ha hecho el fútbol catalán en lo que va de temporada. No dejará de sorprender, por más que lo veamos repetido temporada tras temporada, como la motivación del equipo inferior le puede hacer multiplicarse en su rendimiento y ofrecer un magnífico fútbol, que extraña incluso a su parroquia, como sucedió con la de Tarragona ayer. Si estos suplentes del Madrid no parecen tener sitio en el club, ¿qué sería de este Nàstic si jugase como anoche sus partidos en Segunda División?

El penalti

Un mano a mano de César con Codina acabó en penalti que Daudén no señaló. César rechazó el remate del delantero, pero la pelota salió sin control y al ir a por ella el portero arrolló a su rival. Donde hubo falta máxima, el árbitro vio córner. El gol rondó en remates de Deus, Bernaus y del propio Codina, que toparon con César. El Madrid no tiró a puerta. Un error de Marcelo no lo aprovechó Raúl, que habilitó mal a la entrada de Solari. El segundo tiempo fue más o menos como el primero: sólo jugó el Nàstic.

El Nou Estadi empezó a venirse abajo cuando marcó Marcelo, pero el asistente de Daudén señaló bien fuera de juego. Fue aquel grito de ¡goooool! el ensayo del que vendría poco después, el que se marcó Karanka en propia puerta a centro de Codina.

Total, que la fiesta en Tarragona fue completa. Disfrutaron de la presencia del Madrid y, encima, le dieron un bañito de fútbol y le ganaron. Del Bosque, que quitó a Helguera y Raúl, deberá echar mano de ellos y de los que ayer no jugaron para tumbar el martes a este Nàstic ejemplar, que acabó con la racha de siete triunfos blancos consecutivos y ha osado entrometerse en la Copa del Centenario. Figo, Zidane y cía: ¡a calentar!