Hierro regaló dos goles y lo demás está de más

Hierro regaló dos goles y lo demás está de más

Salió Hierro ante la prensa y eso es de agradecer. Dos renuncios suyos le costaron al Madrid otros tantos puntos, y aunque Del Bosque haya salido al ruedo para decir eso de "estamos ilesos" la verdad es que la posición del Madrid en la Liga es manifiestamente mejorable. Cinco partidos (tres de ellos en casa) cinco puntos. Poca cosa. Hierro compareció ante la prensa y admitió sus errores... o casi. Admitió su despiste en el primer gol, cuando permitió a Tote centrar sin oposición para que rematara Fernando, y admitió su defección en la barrera en el segundo.

Pero hubo en toda su declaración, en toda su actitud, un estilo francamente reprochable. Hay algo de tipo satisfecho de sí mismo, de poco compungido, de orgullo vacuo en la autocrítica, que no suena nada bien. No sabe si pitó un jugador rival o no, "pero si fue un jugador es un fenómeno, si fue alguien del público nos engañó a todos". Sobre la falta, resulta que nunca se pone en la barrera que, "no sé por qué me puse, fui de valiente pero..." Y luego eso de que aquí se destruye a los grandes, y eso de que a Zubizarreta no se le ha hecho un homenaje nacional.

Todo es más fácil. Hierro estuvo a por uvas en dos jugadas. El Madrid se dejó empatar por eso. Aunque Valdano haya inventado el bello eslógan de que el Madrid o golea o no gana, la verdad es que el sábado hubiera ganado simplemente con que Hierro se hubiera mantenido en la barrera. O con que no hubiera sido tan pardillo en el primer gol. A Hierro se le exige sólo que cumpla. Que sepa cuándo el balón está en juego y que aguante a pie firme en la barrera. Sólo eso. Si no lo hace, incumple con su trabajo. Falla. Se escaquea. ¿Se imaginan que hubiera hecho lo mismo Iván Campo?