En este sentido, un nombre propio se manejaba por encima de los demás: Oliver Bierhoff. El jugador, que no cuenta para el Milán, era muy del agrado del mandatario verdiblanco, y la contratación por el Betis no parecía lejana gracias a las facilidades que podría dar el club italiano para su marcha.

El mayor problema que presentaba el jugador era la alta ficha que poseía en el club rossonero, y que se acercaba a los 400 millones de pesetas, algo que estaba dispuesto a sumir en su totalidad Ruiz de Lopera.

Con el hipotético fichaje de Bierhoff, parecía que el presidente bético iba a hacer gala de algo que tiene por costumbre desde que logró ascender con el equipo sevillano a Primera División por primera vez: proporcionar a los aficionados béticos las ya tradicionales bombas que el inquilino de la calle Jabugo se sacaba de la chistera cada temporada.

Uno de los factores que han determinado la desestimación del fichaje del internacional alemán es su edad, 33 años. Por ese mismo motivo se habían descartado a jugadores de la talla de Poschner o Chapi Ferrer. Además , desde el seno de la directiva se piensa que Bierhoff ofrecía similares características a varios de los jugadores, como Amato o Casas.

El alemán sufrió en sus carnes una ardua polémica dentro de su selección, ya que el seleccionador Völler le quitó la capitanía y llegó a no convocarle.