Entre los accionistas que asistirán a esa reunión estará, en persona o representado, el directivo barcelonista que compró acciones del Arsenal para tener acceso a esa información en la junta; un espía de las maniobras de Gaspart.
La identidad del directivo es secreta, pero todo el mundo en el Barça sospecha que es un castellet, uno de la órbita Castells, que en plan submarino espera tener esa información y, si procede, filtrarla a la prensa y organizar un escándalo que podría arrastrar al presidente Gaspart hasta su caída.
La operación Petit-Overmars la realizó personalmente el presidente, sin intermediarios, 48 horas después de resultar elegido. La versión oficial del Barça es que costaron 8.300 millones de pesetas, pero la sospecha de que podría no ser así la alimentó recientemente el propio Petit.