Nada es lo que parece, o nada lo es enteramente. José Luis Sáez, por ejemplo. Parece sevillano por los rizos de la nuca, pero es extremeño de Badajoz. Parece altivo y sin embargo es básicamente alto; sinceramente afectuoso en la distancia corta, cariñoso sin faltar. También pasa por presidente de la Federación Española de Baloncesto, aunque es mucho más que eso. Sáez es el inventor de un nuevo tipo de presidente federativo y en consecuencia de un nuevo tipo de Federación: rentable, brillante y moderna.

El avance es revolucionario. El alcanfor de otras federaciones nacionales se ha sustituido en el baloncesto por una gestión que cuida tanto la eficacia como el estilo. El staff federativo, masculino y femenino, pasaría inadvertido en la oficina de Ally McBeal; el decorado de las instalaciones encajaría en cualquier agencia de publicidad o moda. Visiten el Espacio 2014 en Alcobendas. Verán.

Nada es casual. Ni siquiera el estilo. La Federación de Baloncesto es una central gestora con divisiones deportiva, económica y social. La detección­ de talento es tan importante como la atracción de socios, partners en el idioma de los trajes entallados. Y si nadie escapa a la persuasión es porque nadie sobra. Atento a los bajitos que ocupábamos la sala, Sáez nos dedicó un lema y nos lanzó un salvavidas: “Todos podemos crecer”.

José Luis Sáez fue el protagonista del Foro 2014-AS, pero que nadie tema: lo suyo no fue la autoentrevista de Pedro Ruiz. Compareció en el otoño que despide un verano con nueve medallas (39 de oro desde 2004) y que anticipa otro con una Copa del Mundo de baloncesto masculino. Había razones, por tanto. Y ganas de indagar en el modelo.

“No sé si en la Federación hacemos las cosas diferentes, pero sí sé que no nos hemos instalado en ningún tipo de pesimismo desde que se instaló la crisis. Quizá en esa visión hemos avanzado respecto a otras instituciones, si no te mueves no llegas. Lo que hemos intentado no es vivir del éxito, de una generación, de una medalla. Queríamos estar entre los mejores por estructura, conocimiento, innovación. Porque siempre he dicho que los resultados deportivos son efímeros. El secreto del baloncesto y el deporte español está en su planificación a largo plazo...”.

El éxito, sin embargo, genera esclavitudes. Se comprobó en el Eurobasket de Eslovenia, donde España sólo fue bronce. “La gente venía y me daba la mano, me decían ‘no pudo ser’, como un pésame. Estamos instalados en la decepción del podio. Lo increíble es estar entre los mejores. Ser Nadal es cosa de Dios, pero andar entre los diez mejores debe llenarnos de orgullo”.

“Y eso en un año complicado porque la temporada se inauguró­ con un recorte de las aportaciones públicas. Podíamos recortar el presupuesto e intentar pasar el año sin que se notara, pero yo a eso me niego. Había que pensar en los próximos campeonatos. Mediáticamente es muy importante lo que haga la Selección sénior, pero para mí era tan o más importante que se siguieran celebrando los campeonatos de selecciones autonómicas. Esa es la gran medalla, que no haya habido ninguna actividad que se haya dejado de realizar.  Y además hemos conseguido nueve medallas. En todos los campeonatos hemos llegado a cuartos, sólo en uno no alcanzamos las semis”.

“¿Qué es lo que queremos ahora? Pues mantenernos al nivel de competitividad de nuestras selecciones. En el escaparate de la Copa del Mundo 2014 pretendemos, además, adaptarnos al entorno económico y social. Ofrecer los productos que demanda la sociedad. Mi idea es intentar ganar la calle. Aspiremos a que la gente pueda practicar nuestro deporte de la manera más cercana posible. Debemos innovar, ser algo diferentes. Antes de ser los mejores debemos ser los únicos. El modelo tradicional federativo, el de las subvenciones, está agotado”.

Apoyo. En presencia de Ana Muñoz, que se estrenó públicamente como nueva directora general de Deportes, José Luis Sáez destacó su empeño en favor del baloncesto femenino. “Hemos subido al cajón ocho veces, los cuatro campeonatos femeninos se ganaron con 36 victorias en 36 partidos. Hay un universo de la mujer que no es sucedáneo del masculino. Me gustaría acabar mi ciclo con un campeonato de mujeres. Tengo un proyecto y lo voy a presentar para organizar la Copa del Mundo femenina de 2018. Y para ello no quiero dinero, sino fórmulas imaginativas. Si la candidatura es a subasta, no nos presentaremos aunque podamos ganar”.

El ejemplo a seguir es el de la Copa del Mundo 2014. “El 95% del plan de patrocinio está cubierto con un año de antelación. Y luego está la mercadotecnia y la venta de entradas que ya estamos poniendo en marcha y nos darán beneficios. Entradas asequibles para evitar canchas vacías. Queremos dejar algo diferente. Un legado en infraestructura, en cooperación internacional y en promoción del baloncesto. Demostrar que se puede organizar una Copa del Mundo sin coste de las administraciones públicas. El reto es cambiar para ser mejores”.

En ese campeonato mundial, España sueña con reunir a Ibaka y Mirotic (formado en el Real Madrid desde los quince años). Para lograrlo tendrá que vencer la oposición FIBA a que dos nacionalizados jueguen en el mismo equipo. “No pretendo cambiar una norma con nombre y apellido; sólo que un jugador formado aquí y con nacionalidad española tenga los mismos derechos que cualquiera”.

A diferencia de Eslovenia, en 2014 no se espera la ausencia de ninguna estrella. “Hay que entenderlo. Todas las bajas fueron por problemas físicos. En el fútbol se juega cada dos años, nosotros lo hacemos cada verano. Mientras en fútbol hay un Eurocopa y un Mundial, nosotros hacemos dos Eurobasket, dos Copas del Mundo y unos Juegos al máximo nivel. Además, el compromiso de nuestros jugadores es mayor que el de cualquier otra selección”.

Sáez también ratificó su confianza en Orenga, presente en la sala. “Le doy un notable alto. Su designación fue criticada por falta de experiencia, pero sí la tiene como jugador y entrenador dentro de nuestra estructura. Quiero felicitar a Orenga y a todos los trabajadores del área deportiva, con Ángel Palmi a la cabeza. El objetivo de la Federación se ha cumplido y sólo puedo decir que el técnico está dentro de la línea de crecimiento que nos habíamos marcado. Si tuviera la conciencia de que no está capacitado lo hubiéramos hablado y ya no estaría al frente del equipo”.

Esperanza. No quedó ningún asunto por tratar. Sáez mostró su rechazo a la norma que impide a un entrenador ACB dirigir a la Selección y de regreso al mundo de la persuasión dirigió otra mirada a los bajitos de la sala, para repetir: “Todos podemos crecer”. Amén.