Rogers: "Los roces entre Petrovic y Martín no eran para tanto"

ENTREVISTA

Rogers: "Los roces entre Petrovic y Martín no eran para tanto"

Rogers: "Los roces entre Petrovic y Martín no eran para tanto"

Llegó hace 25 años, se casó con una española y se quedó. En Sydney 2000 ocupó el puesto en la Selección que podía haber sido para Pau Gasol. Ahora trabaja como ojeador de los Thunder.

Johnny Rogers llegó a España hace 25 años para reforzar al Madrid de Petrovic y Martín, se casó con una española, se nacionalizó y se quedó. En Sydney 2000 ocupó el puesto en la Selección que podía haber sido para Pau Gasol. Ahora trabaja como ojeador de los Oklahoma City Thunder. No se pierde una Copa.

Año tras año le vemos en la Copa, no se pierde una edición

No, resulta bonito encontrarse a amigos y a excompañeros. Además, es la mejor competición. El modelo es claro, no tiene secretos, pero no se puede llevar a otros países tan fácilmente. En España la gente del baloncesto es civilizada, pero en otros campeonatos no se pueden reunir a ocho aficiones en el mismo pabellón, y eso es único.

Exjugador en España, Italia y Grecia, internacional con la Selección (se nacionalizó tras casarse con una española), exdirector deportiva del Valencia y, ahora, ¿qué hace Johnny Rogers?

Trabajo para Oklahoma City Thunder, soy ojeador internacional de los jugadores profesionales que pueden entrar en el draft. Un trabajo distinto al de director deportivo de un club, pero que me hace feliz y eso que no me disgustaba trabajar con la presión de los resultados. Creo que los Thunder tienen una de las mejores organizaciones de la NBA. Estoy aprendiendo un montón con ellos.

La NBA cada vez controla mejor las ligas del Viejo Continente, ¿acabará desplumando a Europa?

No creo que deba verse como algo negativo, porque también otros jugadores vuelven a casa desde la NBA. Además, así queda más espacio para los jóvenes, que en este momento disponen de más minutos que hace cinco o diez años.

Imagino que no podrá decirme qué jugadores le interesan en esta Copa, pero ¿quiénes tendrían cabida en la NBA?

El jueves, en la primera jornada, lo estuve comentando con el resto de ojeadores de la NBA, porque en un momento dado del Madrid-Barça, los diez jugadores que había sobre la pista tenían la calidad y el físico para jugar en EE UU. En la ACB hay mucho nivel.

Usted llegó a España en 1988 para jugar en el Real Madrid de Petrovic y Fernando Martín, ¿ha cambiado mucho el panorama en estos 25 años?

La diferencia es que la NBA entonces desconocía Europa. Cuando llegué me sorprendió mucho el nivel del baloncesto español. Fíjese, me resultaba casi más sencillo enfrentarme a un americano que a un europeo. Lo que sí ha mejorado y mucho es el nivel atlético, la brecha se ha reducido bastante en lo físico, pero técnicamente siempre hubo mucha calidad en Europa.

Cuando aterrizó en Madrid, ¿sabía quién era Drazen Petrovic?

No había internet, ninguna manera de conocer a los jugadores, pero me ayudó mi representante y pregunté a algunos compatriotas que habían pasado por Europa. A Fernando Martín sí le conocía de la NBA, jugué contra él. De Petrovic me marcó su ética de trabajo. Tanto Drazen como Fernando Martín eran ganadores.

Usted estuvo en aquel vestuario, ¿había muchos roces entre ellos?

Tenían un carácter muy fuerte los dos, pero no estaban tan enfrentados como piensa la gente. Había momentos, pero los roces entre ellos no eran tan importantes, no era para tanto. Los dos eran impresionantes. Martín tenía una gran fortaleza, pero también un enorme nivel técnico. Han pasado 25 años y todavía nadie ha olvidado sus batallas con Audie Norris. Respecto a Petrovic, recuerdo al pobre Clifford Luyk pasándole un balón detrás de otro en sesiones interminables de lanzamientos a canasta. Yo siempre me he considerado un jugador que trabajaba mucho, pero a su lado… ¡uf! No sólo tiraba, saltaba, decidía partidos en el uno contra uno, se movía mucho. Llegó tan alto porque, además de talento, muchísimo talento, trabajaba más que ningún otro jugador. No había nadie como él en eso. Nadie.

Con aquel Madrid de la campaña 88-89 participó en la que muchos consideran aún la mejor final ofensiva de la historia del baloncesto europeo. Un gran duelo ante el Snaidero Caserta por el título de la Recopa (117-113). Usted, por ejemplo, metió 14 puntos seguidos; pero Petrovic hizo 62; Oscar Schmidt, 44; Gentile, 32; Biriukov, 20; Martín, 11 pese a un dedo roto

Es casi imposible que se pueda repetir un partido como aquél. Recuerdo especialmente el deseo de ganar de mis compañeros, fue una batalla a la que el Snaidero siempre volvía, no moría, con Gentile metiendo dos triples desde el medio de la cancha en la prórroga. Muchos criticaron a Petrovic, pero él hizo lo que tenía que hacer para que al final aquel título fuera nuestro. Con Martín lesionado… apareció su instinto ganador. Metía y metía, con muy buenos porcentajes, y aún parecía que podía hacer más, que no iba a fallar nunca. De tres, de dos... Llegaban partidos grandes como aquel y Petrovic los disfrutaba. Era tremendo, emocionante.

Avancemos once años en el tiempo. Algunos recordarán a Johnny Rogers como el jugador que le quitó el puesto a Pau Gasol en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000

Menos mal que la gente no recuerda demasiado aquello (ríe abiertamente). Creo que él no explotó hasta la temporada siguiente, aunque había hecho una Copa buena ante el Madrid. Cuando yo le vi de cerca con 2,15, pasándose el balón en bote por detrás de la espalda, entre las piernas, con ese control de su cuerpo, dije: ‘este jugador es impresionante’. Para mí representar a España en unos Juegos fue una de las mejores experiencias de mi vida. No tuvimos buenos resultados, los rivales resultaron muy fuertes.

En aquella Selección absoluta se estrenaron los primeros júniors de oro

Sí, los novatos del equipo eran Raúl López, Navarro y Garbajosa. Me ilusionaba ver a Raúl y a Navarro, qué rápido era Juan Carlos. Yo decía, de dónde ha salido este chico. Y Raúl, pese a ser un chaval, tenía muy buena cabeza, muy listo. Por su parte, Garbajosa siempre lograba hacer en la pista lo que quería. Me alegré mucho cuando España fue campeona del mundo, una generación espectacular, que se ha mantenido en la cumbre durante muchos años. Pero es que en ese equipo había más jugadores de calidad NBA: seguro que Felipe Reyes hubiera tenido sitio en EE UU. Hay mucho nivel en el baloncesto español, ahora las selecciones inferiores ganan un año tras otro, cuando hace 20 era impensable. Creo que hay futuro, que lo de la actual generación no será algo aislado.

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